Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

martes, 6 de enero de 2015

Imagino a Juan en SALAMANCA

Imagino a Juan en Salamanca
 encerrado entre las ventanas
del monasterio viendo una casa
de Danaidas de placer, con miedo.
Palpo a San Juan lo tiento.

Y no se sintió apoyado
cuando le insultaron
porque no le apoyaba
y se quiso ver encerrado.

Escondiéndose como si temiera algo.
Y escribiendo a hurtadillas
las ansias de un amor incienso
sin rencor hacia nadie ni pesadilla.
Sueña una caricia y otro beso
y la cueva de Salamanca repicando
y chispas de un deseo divino
se escapan de sus bolsillos.

En su rostro pálido grabadas
las huellas del hambre
y los ojos fijos de otra humillación
y otro grito de raigambre
trabajo duro con las manos frías
de la madera de su cuerpo sin odio
que en el insomnio tirita
del recuerdo ángel custodio
de un odio que va y le invita
y que viene cuando esta solo.

Pero el verdadero Juan
no esta no en lo sublime
sino en el trabajo sin réplica
y en el taco del que no ha de redimirse
de cada día. Y en eso no se aplica
sino en dar a Dios su amor eterno
y las muertes anónimas sin tumba
que como él hicieron tantos monasterios.






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