Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

miércoles, 2 de octubre de 2019

No replicó nada.

Reto: Su minuto de calor de Pedro Lezcano.

El dibujo de aquella mujer del diccionario le acompañó desde niño. Cuando invitó a sus compañeros a leerlo se pusieron a buscar "follar" y se reían a carcajadas tapándose la boca jajajaja. "Puta" y se reían jajaja. Mientras él permanecía serio,solemne. Después tuvo que pasar su diccionario subrayado y usado a sus hermanos pequeños con el secreto de esa mujer. ¿Descubrirían el enigma sagrado o les daría igual?

Por las tardes, tenía que copiar los artículos a mano,porque era de su padre, hacer el resumen y leerlos varias veces. Era como que se anulaba la muerte eterna. Nada de copiar y pegar como hacen los estudiantes ahora con la wikipedia. Era como un panadero que amasara conocimiento. También supuso el dibujo de su despertar sexual.

Cuando llegó a la Universidad,lo que hizo las primeras semanas fue hacer cola el domingo en la cabina de teléfonos para llamar a su madre para que le comprara un manual de su carrera. Jamás a su padre,sino a su madre para que intercediera por él, que seguro que lo conseguiría. Por fin, acabó siendo un profesor apocado,solterón de instituto de barrio que aún no había conseguido su plaza.

Sus sueños difusos de ser escritor habían muerto. Su deseo de tener una amplia cultura difusa no le servía para su ego, porque como no tenía carácter siempre le interrumpían y le contradecían. Tenía 58 años,como cuando Cervantes escribió el Quijote, y su gran salto adelante no había llegado. Costaba creer que llegara,pero demostraba que aún se lo creía el que seguía siendo mentiroso. Delirios de grandeza de un tímido que siempre sigue sin pulso en varios grandes proyectos a la vez, y que fracasa una y otra vez.

En la vida real cuando tuvo que enfrentarse a esa misma imagen, aunque era realista se negaba a verla como una degradación del mundo en que vivía,y aunque ahí no aplicaba la imaginación para nada,quería darle según su estado de ánimo a veces dignidad, o a veces un penoso conformismo.

En una reunión con escritores amateurs quiso confesar lo que aquel cuadro había significado para él,y quiso atribuírselo a Zuloaga porque le parecía un autor sombrío,grandioso y minusvalorado como se sentía él mismo. Y empezó a mezclar anécdotas de grandes autores que él escuchó y sabía que eran falsas, y a inventarse otras que en parte había vivido él mismo.
Pero alguien le paró gritándole en seco desde el principio "¡no,no y no! este cuadro es de Pedro Lezcano, y nada de eso es cierto". El big fish quedó truncado,y él se dio cuenta de que en aquel ambiente sus anécdotas estaban muy fuera de lugar por extravagantes,desorbitadas.

Lecroy no se atrevió a replicar,ni a dejar la silla y marcharse. Se quedó hierático y pálido sentado mirando la lámina del cuadro con la mujer tumbada en la cama con la magua lejana. Miró al frente al palacio de Queglés donde trabajó su padre que se había quedado sin puerta ni ventanas y que tras meses no las habían repuesto aún.

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