Molestando al demonio
de debajo de la cama
de cuando era niño,
cuántos triunfos soñaba.
Ser jefe de gobierno
un millonario cruel
un clásico de eterna fama.
Todo lo iba a ser.
Rechina la niebla
al viento, o del sol
que rebota en las casas,
nada queda de esa pasión.
¿Por qué buscaste
culpando la amarga paz
de ver trenes pasar
de la amada que dejaste?.
¿A quién solo culparás?
noche eterna desértica,
no repliqué en el altar
a la anguila eléctrica.
De la sana impertinencia
de los sueños naufraga,
el grito ante una mentira
del pasado que carracas.
La incoherencia las pagas
aunque sea tuya la gangrena,
si de tu muerto te acusan
solo tuya será la pena.
¡No queda nada,nada!.
Ni los sueños a deshoras.
Solo fracasos que con ego
soportaba huecas alondras.
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