Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

lunes, 7 de octubre de 2019

La silla del hijo de Fefa Schröndinger

Me eligió para que la cuidara porque me parecía a su hijo. Cuando llegué a su casa una vieja azotea de Vegueta me encontré una escena dantesca. El piso estaba completamente abandonado,con vigas rotas en el techo. Ella encajonada en su sofá se dedicaba la mayor parte del día a ver fijamente la tele,sobre todo programas del corazón. Aparte de su mirada enloquecida,concentrada destacaban sus dos hermosas alas de cisne,pero no hice mención a ellas. Aunque me sangraban las manos intenté ordenar un poco la casa sobre todo la cocina aunque sintiera como que estaba profanando una iglesia.

Había estado 5 años en Hamburgo empezó a trabajar limpiando escaleras y acabó haciendo los análisis previos a los que llevan a los laboratorios. Adoraba Alemania,para ella todo lo alemán era superior,más ordenado. Siempre que podía usaba palabras alemanas que yo no entendía para decir palabras que existían en español pero que según ella no significaban lo mismo como F.P o Seguridad Social. Había tenido una pareja allí pero según ella le era infiel y la insultaba a sus espaldas, en un pelea descomunal rompieron y decidió volverse.

Ella estaba embarazada y aunque siempre había deseado concebir el hijo en Alemania volvió aquí aunque no hacía más que criticar esto.Se sentía más segura. Volvió a trabajar limpiando escaleras,mientras soñaba con volver todos los días al mundo que había dejado para que su hijo pudiera disfrutar nuevas oportunidades. Pero un día jugando en el parque su hijo jugando salió del parque persiguiendo un coche y le cogió un coche. Se murió en el acto.

Entonces cogió su silla y evitar sus recuerdos la puso fuera en la parte no cubierta. En 3 meses había escuchado la historia de su hijo cientos de veces. Incluso cuando salíamos a pasear se hacía pasar por alemana y decía que trabajaba en un laboratorio.También me pedía dinero, con un tono de orgullo y como si me hiciera un favor que me molestaba pero por lo menos me lo devolvía. En ese tiempo, esta cincuentona que todavía era hermosa y estaba potente se fue convirtiendo en todo mi mundo.

En sus contradicciones notaba que estaba llena de mentiras,pero yo no era de descubrir falsedades ni de humillar a nadie,y menos cuando yo le confesaba mis sufrimientos. Un día, encontré un montón de cartas e indiscretamente empecé a leerlas. Era de su ex-novio que le pedía perdón por las peleas que habían tenido y le pedía que volviera,que él pagaría con todos los gastos. No parecía que supiera nada de su hijo, ni hacía mención a las supuestas infidelidades.

Cuando leí las cartas, se las enseñé y le eché en cara que vivía en un mundo de mentiras y de falsos sueños de volver a Alemania. No me atreví a recordarle de que me debía dinero prestado. Cuando la atrapaban en una mentira se callaba,se quedaba pálida. Me envió un whatsup cuando estaba en mi casa diciéndome que había puesto mis cosas en una caja,que las dejaría en su puerta y que me las llevara.

Al día siguiente, la puerta estaba abierta. Sobre el sofá estaban sus enormes alas de cisne ensangrentadas. Me di cuenta que el piso azotea estaba tan sucio como me lo encontré meses atrás pero había que me atraía hacia él. Miré al frente al Palacio de X. donde trabajó su padre, se había quedado sin puertas y sin ventanas desde hacía meses y nadie las había repuesto aún. Quise llorar pero no pude.

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