Reto: Unicornio, apache, centrifugado, bayoneta.
Acababa de llegar sin saber el idioma. Miraba absorto con cara de pez el televisor alemán horas y horas sin entender nada como si fuera el centrifugado de una lavadora: riéndome a destiempo con las carcajadas,con los chistes verdes,e inventándome los motivos de supuestos enfados,y de las miradas cómplices.
Moviéndome por el pasillo enfadado a semioscuras sin entender bien los motivos, pero dando alguna patada al aire y sin querer tropezándome con los muebles. En una mezcla rara de español campurrio con supuesto acento prusiano.
En el metro parecía un apache sujetando con las dos manos una bayoneta y le decía como un niño a mi mujer que en cada parada leyera el comienzo de cada nombre, que yo leería el final para que nos diera tiempo a enterarnos. En invierno cuando me quedé solo en mi piso con dos compañeros, hacía una colección de unicornios de distintas formas de cristal frente a la ventana, les obligaba a preguntarme las declinaciones y las conjugaciones del alemán. Les pegaba si me equivocaba contra la mesa,y les obligaba a pelearse entre ellos. Todo muy adulto. (No me exijan más,tenía que desahogarme).
Estaba prohibido fumar en el piso,y encima mis compañeros eran unos chivatos. Así que cada hora tenía que bajar al portal a fumar con un frío que pelaba después de escampar la lluvia. Un vecino entre guasón pero siempre formal, me preguntaba por lo mal vestido que iba si salía a correr. Yo le respondía "¿de qué vas?" y le hacía el gesto con los dos dedos de que iba a fumar.
Si me saltaba un semáforo en rojo de peatón pelado de frío, porque no venían coches, la típica anciana germana me gritaba que era un mal ejemplo y me veían niños. "Sí claro. No te jode, que me voy a pelar yo de frío ahí,jajaja, si no vienen coches. Si después en Canarias son los alemanes los primeros en saltarse las normas". Alemán no aprendía,pero mis tacos con tantas normas se pulían por momentos.
En Navidad se ponían esos mercados típicos de comida y regalos. Era mi momento,una de las grandes cúspides de mi vida en la que por fin, iba a empezar a conversar con una desconocida en otro idioma. Llevaba allí 4 meses y quería ver mi nivel de alemán. Me vestí y le pedí a una señora unas salchichas Würstchen remarcando cada palabra y señalándola con autoridad con el dedo índice.
La señora riéndose cogía la salchicha dándole vueltas de un lado para otro y me respondía riéndose: papas con mojo,papas con mojo uuuh.
Yass, coñóóó. Chacho chacho tío. Con estos turistas de Canarias uno nunca logra dejar de ser algo exótico.
Posdata: Lo que quería narrar es el sentimiento de alienación al aprender otra lengua y vivir en otro lugar. Las tramas lo son todo, pero no me interesan, sino que dan la pasión necesaria para que al lector le interese y le dé trascendencia a lo que quieres insinuarle. Uno se siente algo alienado al aprender otra lengua. Aunque muchas veces ser escueto,y no poder expresarlo todo,es mucho mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario