Dedicado al matemático Lloyd Shapley.
Cuando comprendemos que no podemos hacer sentir culpables(o nuestras quejas)a nuestros verdugos,a nadie,sino que elegimos la autodestrucción hacia la nada inútilmente solo para reafirmarnos vital o inmaduramente,nace nuestro perspectivismo. Ni podemos hacer sentir culpables a los culpables,ni queremos reconocer nuestras culpas para no frenarnos,ni lo que es peor queremos ya reaccionar para cicatrizar heridas,en parte también por miedo a las consecuencias.
Por tanto,inventamos nuestra versión de la historia,nuestro penoso rincón del consuelo.
Nuestro suicidio señalaría nuestro abandono,nuestra debilidad,pero en ningún caso la injusticia.
Y por supuesto salvo el dolor de nuestra madre,quizá algo de nuestro padre, solo generaría la más absoluta indiferencia de cuántos nos rodean. Hoy en día en la lucha por la vida solo se promueve a las minorías con problemas a los que no se ve como competidores,o a todo cuanto es costumbrista,de sencilla elaboración y entendimiento,nada delicado o exquisito.
El deber de un trabajador es trabajar sin incentivos,salvo el propio placer del trabajo y la bella factura.El que tiene incentivos tiene un motivo de recriminaciones.
¿Nuestra solidaridad nos beneficia siempre aunque seamos estafados en nuestras mínimas expectativas,aunque nuestro trabajo no tenga recompensa?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario