José Clemente Orozco(1883-México DF,1949) ha sido el peor tratado de los grandes muralistas,el mejor artista y el más sensato.A Diego Rivera su opción política le benefició,y además coincidió con una época de dignificación de México,su pasado más identitario sentimentalmente y de la clase obrera.
Es paradójico que un Rivera con carácter y arrebatos atrabiliarios, mujeriego y con afición a la bebida se quejara tanto de los conquistadores,y un Orozco más benigno buscará más una interpretación sensata y se preocupara más estrictamente por los avances artísticos.Y que la historia del arte apreciara más a Diego Rivera,en esa lucha eterna de México por buscar una identidad casi ajena a tres siglos de historia y a su cultura más ancestral.
Me encanta la delicadeza con que insinúa la corrupción y la degradación en sus murales tan diferente a los otros muralistas tan lamentablemente obvios, Orozco supone que el espectador es sutil y sensible,y no un labriego del Medievo al que hay que señalarle las cosas con el dedo. La verdad es que sí tiene mérito que escribiera para denunciar tanta corrupción y degradación,como hizo paralelamente Chirbes en España hasta que murió por sorpresa como por un acto de protesta para darse a conocer.Es imposible pensar(por lo visto)que la mayoría de los funcionarios mexicanos no se dejen corromper cuando la cantidad de dinero es tan grande y hay tanta impunidad.
Es lo que hay,no hay de qué escandalizarse. Es curioso que en la literatura en alemán apenas sale el tema de la corrupción como algo protagonista sin embargo en el ámbito latinoamericano es algo constante,que incluso cuando no se especifica se da por hecho taimadamente. Ya decía Goethe que entre la injusticia y el desorden,prefería el orden siempre. Aquí hasta los funcionarios son corruptos pero tampoco apenas consiguen mantener el orden.
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