Hace unos 30 años en algunas guaguas de Las Palmas había un letrero que ponía "Prohibido escupir al suelo",parecía innecesario recordarlo pero siempre había pegatostes de chicles, colillas o papeles tirados. Cuando Johny dejó a su mujer con un hijo sabía que la mujer no podía trabajar y no podría evitar que el hijo saliera mal.
Nunca le pidió una manutención. Cuando encontró a otro hombre éste le dijo que aceptaba a su hijo,pero que no esperara que lo cuidara como a uno propio porque ya tenía. Yo sentía cariño por ese hijo adolescente hasta que lo conocí: aquel día de visita estaban desarmando el remolcador de un bote y estaba cansado para ayudarles. Me gritó llamándome basura varias veces.
Desde el principio,me desagradó. Un día en que salimos de marcha Johny comentó que "le daba asco" que su ex solo le llamara para pedirle dinero (para urgencias),y que a su hijo de 15 años le habían metido en un Centro de Menores.No pregunté por qué.Me imaginé satisfecho a aquel Lautréamont de extrarradio encerrado en un cuarto de tres por tres rompiendo las literas y golpeando la puerta.Y quizá con un letrero que dispusiera "prohibido escupir".
Fuimos a ver una reposición de "ET el Extraterrestre".
Al acabar la película en aquella noche de Navidad llovía y un camión de los que limpian las cloacas hacía un ruido atronador. Los dos gimoteábamos: él borracho me abrazó apretándome, comenzó a llorar y dijo que era por ET, aunque yo intuía que era por su hijo y que callaba con el orgullo de un cínico que no puede mentirse más. Y yo lloraba por mí,porque después de haberme pasado una vida sufriendo,trabajando y siendo educado no había tenido recompensa de nadie y hasta sentía con envidia la libertad total de aquel carácter brutal,indómito.
Cuando salimos de la sala vi a varias personas que habían llorado y pensé: ¿alguien en esta puta película habrá llorado de verdad por el extraterrestre?.Mañana empezaré a ir al gimnasio,ahora necesito un helado.
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