La literatura ha perdido actualidad. Para sentir afinidad con la literatura tienes que tener una sensibilidad especial,ni siquiera se sabe por qué uno puede vivir íntimamente esa veneración callada por la literatura,por una forma especial y elevada de ver,entender y saber contar el mundo.
La literatura debe ser atrayente de inmediato(parodia de Houellebecq),tener un tono elevado sin demasiado artificio.Son las ráfagas de viento que arrastran sublime a la gaviota, que es patosa pero tiene carácter y autodominio en tierra.
Uno se da cuenta de si quien sabe expresarse es porque lee periodismo,porque lee alta literatura,a Shakespeare o a Borges y en todo usa paradojas insalvables,inteligentes y con un punto de frustración eximia y de vértigo intelectual,o porque esta acostumbrado a ver programas cultos de televisión o a leer textos jurídicos y se expresa pausadamente,sabiendo responder a preguntas complicadas con respuestas que al repensarlas uno le resultan obvias.
Circula la idea de que debe ejercitarse un esfuerzo para captar lo sublime, y en realidad es una cuestión de cantinelas,de la tropa con la que uno se mezcle y los malabarismos que tu público te permita.
Cuando Goethe empezó por la puerta grande en la literatura con "Las cuitas del joven Werther" lo hizo empleando un estilo elevado,snob,algo engolado pero escueto en muchos momentos cumbre,algunos cursis del rococó o algunos eternamente genuinos como su encuentro casual con el loco.
Supo mantener este estilo intermitentemente como en "Las Afinidades Electivas",que según él vivía en su vida cotidiana en su clase social,pero ya a mediados de su vida nos encontramos con creadores sublimes pululando a su alrededor que constantemente saben deificarlo en el mundo de la literatura.
También eso a nivel popular con Lope de Vega en su época, pero quizá ya no sentimos nada de aquello como auténtico,ni el teatro en verso,ni la Contrarrreforma Católica,ni el discreteo y los valores entre machistas y psicológicamente difícilmente defendibles de aquellas obras.Pero se intenta una y otra vez.
Quizá la alta literatura haya conservado profundidad,pero sin duda ha perdido actualidad y sensación de vida. La alta literatura solo investiga cosas estáticas,los hamsters de laboratorio tienen que estar parados,muertos,y hasta un poco pasados.
Por eso, cuando en un festival de libros surgen autores que han pasado por el tamiz del cine,del periodismo,por esa especie de subcensura de destacar solo lo que interesa,hay determinados autores que se convierten en payasos de espectáculo a pesar de ellos.
Carrere o Houellebecq apabullan tanto hablando de sus inquietudes personales, de Francia o de inquietudes francesas nacionales, que causa bochorno que interesen tanto en Guadalajara(México) o en Buenos Aires, sin embargo a Juan Villoro se lo sigue viendo desde un pedestal academicista.
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