Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

jueves, 8 de octubre de 2015


Qué magnífico cuando alguien hace un bien a un desconocido sin esperar nada

Qué buen rollo cuando alguien hace un bien a un desconocido sin esperar nada. Hoy me encantó caminar por Santa Brígida. Estaba en un aprieto.E increíblemente alguien vino a ayudarme,entendió mi apuro con un gesto y yo lo entendí con un solo gesto. En un arrebato de gratitud le quise dar un billete.


-Déjelo dijo sin darle importancia. Pensé que me iba a llamar la atención o decirme que era una zona peligrosa pero no. Y después pensé gracias a Dios q no lo aceptó porque era 10 veces lo q costaba el favor. Después pensé el favor que me ha hecho al final no va a servir de nada, joder. Pero 5 minutos después sirvió. 

Y pensé por qué estas cosas no me ocurrían en mi cumpleaños. Porque no ocurrían si no cuestan nada.Y sin embargo en otras ocasiones no me habían ayudado aunque tampoco quise ayuda ni la pedí. Y lo fácil que fue a aquel hombre entender mi apuro y no permitirlo.

Pero pensé me acordaré de la anécdota y la situaré en alguno de mis anodinos cumpleaños. Y vuelta a Las Palmas recordé el paisaje de Santa Brígida con amor,auténtico amor.Y me dio pena no invitar a aquel hombre a algo. Un arrebato,un racheado de motor de moto, de felicidad lánguida.

Un consejo inútil a un inútil y un no

A Antonio Luis S. de 56 años se le murió la hermana con la que convivía y de la que dependía en muchos aspectos. Era la hermana la que tenía todas las propiedades a su nombre y la que le hacía todas las tareas de su casa.. Pero nunca,nunca me había dado cuenta de su verdadera naturaleza porque hablaba inglés y sabía teología. Argumentaba que los grandes hombres a lo largo de la historia: Cristo,Buda...no habían trabajado.

En un momento tras dos semanas del pésame y el alivio le comenté:
- Ahora tendrás que aprender a freírte un huevo frito
- ¡No me da la gana!.¡No me da la ga-na!.

Lo dejé. Nunca había trabajado y solo tuvo una novia que cuando se dio cuenta que no iba a acabar la carrera de medicina ni a trabajar lo dejo. Por ser un hombre sin oficio ni beneficio.

Le perdoné en silencio y volvimos a quedar a la semana siguiente.
Y no solo él no lo había olvidado sino que me guardaba rencor por mi buen consejo.

¡Te lo dije bien!¡te lo dije bien!. Tú no eres nadie para darme consejos,tú no tienes que darme consejos.

Y entonces entendí. No solo no tenía que darle consejos. Tenía que huir de cuanto estuviera cerca de él.Uno no esta orgulloso de sus enfermedades pero sí de sus defectos.

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