El Vago execrable parásito de Mefistófeles.
En una nube oxidada
las hetairas besan a otros hombres,
te duelen las venas
y te hastía tanta belleza maloliente.
De aquella broma genial la consecuencia
Nadie se fía de ti ni ríe tus buenos chistes,
e intentas rebelarte contra el que desprecia
toro temblando que ridículo embistes.
Te avergüenza encontrarte con tus siervos
la mujer que dejaste en odio te olvidó,
retas al débil que te ignora desde lejos
¿no duele no tener que defender tu honor?.
Ves los platos sucios bajo el grifo
amigos muertos tras la lluvia de la derrota
te da igual que los destripen la gaviota.
Tus sábanas orinadas por el perro teñido
y la cortina que mordisquea la cabra
que no se atreve a robársela a las ratas.
¿No tragas el serrín de tu vómito con asco?
¿cuándo oyes el paso no finges que no es un ladrón
para que no te patee bufón sin encanto?.
El televisor hastiada aorgasmo
resecó tus huesos malditos
sin un tesoro en el marasmo.
Y querías tener hijos
sífilis del óxido y el engaño
de la ropa sudada sobre más ropa,
en un silla sin cariño.
Una tarántula de asco te devora
y la nada en la noche de los grillos.
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