Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

jueves, 1 de junio de 2017

Ivanka Trump

Ivanka Trump es la imagen bellísima y "bondadosa" del padre déspota y muy malcriado, y de un esposo presuntamente corrupto que se apoyado de los peores enemigos de su patria: los rusos y los hackers rusos. Por tanto la belleza, bondad y carácter dócil de Ivanka es mucho más sugerente y por tanto peligroso. Ivanka es un logotipo sin personalidad a la que no le interesa decir "no" como tantos familiares de personajes millonarios que detentan un enorme poder para restar derechos sociales y justicias social al total de la sociedad.

Por ejemplo, Donald Trump suma a la mala educación en nombre de "su sagrada verdad" y sus terribles prejuicios para atacar a quienes le corrijan sus mentiras o a inocentes, otra característica que pensábamos que no tenía del todo: la hipocresía para conseguir sus propósitos, como disminuir la presencia del español al mínimo en las instituciones oficiales. Quitó el portal en español de la Casa Blanca "por motivos técnicos" tras cinco meses y medio vemos que la situación se puede mantener indefinidamente.

Ivanka que ya quiere alejarse de la gestión política de su padre, no le importa esa hipocresía. Es esa figura femenina rancia llena de bondad y fragilidad que no quiere enterarse de lo que dice y hace constantemente su padre. Solo recoger su dinero para sus negocios y seguir en su mundo de bondad muy alejado del mundo real.

"No" dijo una hija de Stalin por ejemplo ante los abusos de su padre. Pero aunque ha cambiado su religión y ha elegido la estricta religión judía, eso no ha mejorado en la práctica su código ético para explotar a trabajadores en países subdesarrollados con un salario miserable. Ni para corregir a su padre ante los suyos, ni para tener alguna importancia real para frenar alguna contrarreforma. Ivanka es una figura inútil, un abuso familiar y un uso indebido de la belleza para la causa de los prejuicios más casposos, que se revuelven, ¿les gustó al Papa? por supuesto que no.

Vivimos en una época en que gracias a Dios las cuestiones morales no se mezclan tanto con las miserias sociales, y la miseria social que puede producir el nuevo oleaje del neoliberalismo produce pavor.

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