Cuando me acuses de que mi sensatez
arruinó tu vida mascando vitriolo,
ante el juez demagogo ¿qué alegaré?
no seas mi sueño para quedarme solo.
Pido venganza en tu desierto de besos
no dejar en desconcierto a mi paloma,
que mira el alba como un mundo muerto,
¿a quién llorará el que llega a deshora?.
Cansada efigie de tanto amor sin cuerpo
no muerdas más relente sin centinela,
ni culpes de crear muros en el desierto.
Mi culpa es el dolor que enciende la vela
para quemar al ansioso el testamento,
del que va a robar al muerto sin que muera.
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