Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

lunes, 25 de abril de 2022

El pionero del último horizonte.

RETO: Futuro, Marchar, Plantas, postizo. "El semblante humano, dice Horacio, toma prestadas las lágrimas y las sonrisas del semblante humano" David Hume. ¿Por qué me haces esto yo siempre te quise? Don Cruz miraba el viento de las plantas y los árboles verdes e imponentes tirados en la calle rodeados de plantas mustias con cucarachas con un eslogán postizo de una manifestación que él había convocado pero en la que no iba a marchar. Le habían puesto dos microchips en el cerebro que eran el futuro y tomaba 4 pastillas diferentes en el desayuno y la cena. Era imposible que estuviera triste, pasivo o que se volviera impulsivo pero su felicidad era rara, como estar en el mar a la deriva en un día lluvioso. Era la felicidad vacía del espectador mutilado que se pasa horas escuchando datos sin aprender nada, y con la mente dispersa. Solo tenía a su madre que le llamaba a escondidas de sus hermanos maléficos para que cogiera el coche en un trayecto de una hora y fuera a verla también a escondidas, pero cuando estaba con ella no se enteraba de nada, ni siquiera de su presencia que solo sentía en su ausencia. Así se despedía de ella como si fuera una muñeca, quejándose de su soledad y del maltrato de sus hermanos que lo habían desheredado en vida. ¿Por qué me haces esto mamá yo siempre te he querido? y se iba sin respuesta, sin hacer ningún ruido... No podía quejarse del Estado que después del fatal accidente había hecho lo imposible por él, incluso le había perdonado deudas por trámites administrativos que no había debido hacer. Pero le daban la espalda y en el fondo le despreciaban como un parásito y ese era un dolor íntimo que no podía sentir. Un día un funcionario con un terno solemne y un maletín con un bocadillo de mortadela llegó a su pisito para exigirle muy ceremonioso cediéndole el paso su alma del pacto con el diablo y él de pronto se puso a trabajar y limpiar la casa como esos espectadores difusos que no tienen experiencia de trabajar duro, de forma ridícula, dándole la mejor comida que tenía e intentando chantajearle como pudiera: con su ahorros millonarios, con sus propiedades... El funcionario sonreía sin decir nada sabiendo que su sonrisa le hacía recordar oportunidades graves desperdiaciadas en su vida,y repetía su fórmula conocida en voz baja mirando a los lados: solo aceptaré tus regalos para que creas que lo has intentado todo. Don Cruz le estaba dando todo lo que había ahorrado orgullosamente en su vida. No tenía a nadie de quién despedirse porque le habían obligado a poner murallas entre él y los demás y después las murallas las ponía él constantemente, nada qué dejar a los demás, y aunque despreciaba su vida sinceramente no se arrepentía de nada. El funcionario le daba la razón en todo sin escucharlo. "Usted sabe que esto aunque parezca cruel lo hacemos por su bien, aunque injustamente a mí me declaren culpable,pero soy su benefactor". La angustia que no podía sentir llenaba a Don Cruz guapísimo, bien vestido y comido. Tenía un gesto retorcido de asco, incapaz de sentir tristeza ni de llorar, se acordó de ella pero no quiso despedirse porque hacia tanto tiempo ya, se sentó frente al televisor del salón y se puso el Netflix, de pronto alrededor todo se llenó de ruinas monstruosas y de cadáveres en medio de datos incomprensibles. Cuando volvió a ver su rostro en la pantalla solo había un rastro de huellas de cenizas ensangrentadas. Solo quedó una urna vacía con tres equis. Nadie se enteró de nada, ni reclamó sus restos.

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