El poeta que lo es en todas partes.

Necesitaba lo sublime pero la cerveza también. Quedarme pero irme ¿pero hacia quién? En los sitios más íntimos de Madrid escribí mis despedidas a nadie, dejé alas confusas en los sitios que morí entre nuestros acantilados de aire. Ella no me provocó la herida sino la asfixia de la indiferencia, no destruyó la estatua sino la asfixia y ese sol de la arena que de alegría llega a pudrir el alma con aroma a nada. Quien no tiene desgana a estar solo, no encuentra en el pozo su alma adecuada. Quien no tiene desgana a estar solo, sigue solo con escarcha royéndote la cara. Quejándose por quejarse de todo.