La casa de fantasmas desahuciada.

El parchís, la manzana y el libro de exiliados republicanos en Cuba, bodegón perfecto para mi cámara fotográfica. A nadie se le caía la cara de vergüenza porque se trataba de pasar un rato agradable, estafar, hacer chistes procaces y jugar en grupos de estrategia al parchís...Sin embargo, les frustraba un juego en donde no sirviera la mentira aunque no lo admitieran. El profesor de inglés había llegado a la prisión en La Cabaña en La Habana con su libro de exiliados republicanos en Cuba. Les prometió enseñarles a ligarse a una mujer norteamericana por Internet. Todos los días cantaban con música alegre, aplaudían, hacían bingos, todo era lúdico porque necesitan refuerzo anímico. Había un contexto de tristeza y desesperanza. Primero empezó con “El dúo de la manzana” de Leo Delibes pero como les ponía tristes siguió con un reguetón que no comprendían. Costaba muchísimo entenderse y no parecía que comprendieran nada aunque uno les daba el máximo contexto posible con imágenes. Ni siquiera usaban la mímica como los europeos. Este profesor les parecía un desgraciado intelectual crónico que pasó de dar clases a ancianas tiquismiquis a presos aburridos y les parecía digno de un aquelarre goliardesco perfecto para una cámara fotográfica. Lamentablemente no consiguieron de buena fe amigas entre las mujeres mayores norteamericanas sobre todo para casarse y salir de la abyecta miseria, después no consiguieron estafarlas, por lo que decidieron poner fotos de colombianas morenazas cañón con su español rudimentario y estafar a jubilados solitarios y desesperados. En cuanto los funcionarios se enteraron de lo que sus presos habían aprendido en los ordenadores de la prisión despidieron al venerable profesor,pero le dieron una carta de recomendación porque nunca los presos habían estado tan alegres, ni habían sido de lejos tan trabajadores aunque fuera para el mal.