Dos centauros en busca del desierto.

ESCRIBIENDO...en la gymkana del whatsup... es estar atado al potro de tortura y ver el brillo que viene y que va del péndulo de la guillotina encima tuyo se va acercando. Sanchico Panza un cuarentón venerable miraba angustiado como su Whatsup ponía "escribiendo" pero la alarma sonaba y no mandaba ningún mensaje: soñaba con criar centauros polímatas a los que enseñar sus prejuicios y convertir en genios, pero tenía miedo de perder su laberinto. Su trabajo consistía en fingir que hacía cosas delante del ordenador en MUFACE y coger documentos de enfermos graves que pedían su prejubilación o una discapacidad sin mirarlos para enviarlos ante el MÁXIMO TRIBUNAL desconocido con jueces de sustitución donde darías largas o lo denegarían. Se repetía que no había que vivir de falsas ilusiones ¿pero acaso no hace falta tener ilusiones aunque uno sepa que son confusas y que insistir te llevarán a la autodestrucción? El horizonte de Athenea era grabar los videos de sus clases perfectas de core con todas las bailarinas sincronizadas para subirlas a Whatsup y a Instagram y ser madre, pero su novio fit de toda la vida le había puesto los cuernos e inmediatamente después de romper había subido fotos con su nueva pareja a las redes. Su mente miraba al pasado profundo cuando lo decidió: ser madre en co-parentalidad. Consistía en que a cambio de un dinero, la mujer accedía a tener un hijo del hombre al que apenas conocía. Podía ser por fecundación in vitro pero literalmente no quería malgastar más dinero. Todo el dinero tenía que ir al vástago "superdotado".Jajaja. La custodia sería compartida, el padre pagaría los gastos y la tutela del bebé sería mutua. El padre se garantizaba que no perdería su casa en caso de divorcio, y la madre que tendría una persona responsable apoyándola. A Panza incluso como buen cartesiano le costó dos días de atragantamientos de varios sandwiches con sus intentonas de vomitar a medianoche en el váter el tomar la "sensata decisión". Ya se había imaginado que le iba a tocar una poligonera que buscaba un sugar daddy pringado que la mantuviera para no volver a trabajar. Cuando conoció a Raque supo que era la mujer de la que en la edad adulta le hubiese gustado enamorarse. Sin embargo, un día ella le replicaba que confiaba en él, y al otro que no quería hacerle daño. Panza conocía todas esas señales de las mujeres por separado, pero no en cocktail. Había entrado en la misma pesadilla de las relaciones normales. Athenea tras grabar las coreos de core y abrazarse con sus alumnos volvía a su casa del gym agotada, sola, con su madre. Los fines de semana se iba con su amiga y su amigo gay a la playa. Miraba videos seria como la estatua de un indio durante horas de bebés a los que hacían canalladas divertidas, de recién paridos que te miraban solemnes o como si sonrieran. Panza vestido formalmente, con su peinado correcto hecho por si mismo, educado, responsable no era para nada su hombre ideal pero a pesar de las señales, sabía instintivamente que era el hombre apropiado, aunque le disgustaba que se hubiera vuelto quijotesco. ESCRIBIENDO... es estar atado al potro de tortura y el péndulo de la guillotina encima tuyo se va acercando. Y así poco a poco la gota va horadando la piedra. Panza miraba la guillotina atentamente aunque no quería pensarlo, ni fijarse en el móvil. Qué infierno ¿se parará el péndulo de una puta vez o no me contestará?...