Con un ojo en el estribo
con el ansia de la tortura
buscando eterno la angustia
¿a quién importa nuestro grito?.
Tú elegiste los dados
marcaste a pesar las cartas,
y el deseo de tus besos
sin deseo los buscabas.
Las rosas más sagradas caídas
chispazos en la arena,
sin que a nadie importe tu alma
solo se fijan en la belleza.
Hoy que nadie lamenta
al crepitar sus errores,
aunque se queme la leña
nadie canta sin rencores.
El óxido del escombro
y el vértigo de ti mismo,
¿te quieres salvar ahora
lanzado al abismo?.
El óxido del escombro
confundiste con fragancia,
y al matón degradado
con un sabio sin jactancia.
En el vino con zurrapa
añoras al aula magna,
la barra en raño polillas
con homenajes carcas.
Cuando la vieja tetuda
perpetre un chiste absurdo,
juega a la cita suma
quien destila un jugo sucio.
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