Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

lunes, 30 de mayo de 2016

¡Dios!,el terrible error aquel terrible error

Aún necesito oler gasolina
como cuando era niño,
y coger un libro como un escudo
para protegerme y despreciar a la gente
yo que necesito cosas tan inteligentes.
El error terrible,el error estúpido
el error inevitable aunque lo creamos casual,evitable,
y absurdo hasta que entendemos
y no tenemos voluntad para cambiar,
acaso no quería evitar lo mejor de mí,
que solo yo creía que era excepcional
que era santo y bendito.
El error de haber huido
frente a la victoria,
de no haber amado de verdad,
de no mostrarse débil y vil
de no engañarme mintiendo
como los libros en que me elegí.
Tenía que creerme muy valioso
para destruirme y creer que así
alguien iba a reivindicarme como un precursor
¿pero quién va a reivindicar
a alguien así,al error absurdo?
¿cuándo el trabajo duro
nos librará de la mediocridad?
¿y qué iba a reivindicar sino el vacío?.
El horrible misterio de las cosas
es que los insultos tienen razón
que el precipio tiene razón
pero solo tú eliges tirarte.
Ahora veo el trabajo bruto
y endurecido e inútil quizá bajo el sol
los repartidores con sus camiones
los obreros en el andamio bajo el sol,
y viendo el poco placer que me permití
para echarme a perder por una estupidez.
¿A quién suplico
contra mi insignificancia?
¿a quién suplico replicando
que en el fondo tengo talento?
¿y no es eso peor?.
Tener talento y tirarlo
sin cansarte en el trabajo duro
¿no es peor que no tener ninguna oportunidad
y trabajar sin talento como un animal?.
Todo es peor porque parece venir de ti
aunque culpes a otros.
Ya ni hay remedio ni misericordia
para rajarse por las sobras.
¿Siempre hay motivos para luchar
y si no solo queda el desprecio?
Bajo el sol el arma más destructiva
es el desprecio.
Hacer sentirse culpable
al verdugo que no querrá hablarte
que no te echará de menos.
Y el error era estúpido,cansado,
indiferente,y parecía tan lejano,
ahora ves que era fácil ponerle remedio.
Que la amargura no te quite la voz,
que no te quite la esperanza
del corredor de la muerte
la brisa fría del pelotón
del fusilado anónimo
del echar de menos.

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