Los paisajes no valen mucho solo los misterios y la personalidad de los que los pisan, ni siquiera los que nos parten el alma los que nos impresionan objetivamente, solo son caras,recuerdos propios,historias sublimes o recuerdos que llaman a otros recuerdos.
Cuando hemos vivido demasiado tiempo en el mismo lugar,ya no sabemos ni cómo reaccionar ante el mismo paisaje,como si fuera un rostro, porque un mismo paisaje tiene recuerdos entusiastas o recuerdos penosos.
A veces, me pregunto hasta qué límite un solo hombre puede aprehender un paisaje cuya grandeza le supera,uno sabe que esta ahí amenazante como los habitantes de una megaurbe de rascacielos y que van al trabajo en tren sin levantar la vista a los rascacielos.
Por eso,es importante que las fotos sean alegres porque si somos excesivamente honrados al recordar las cosas,una foto feliz nos ayuda a resetear el pasado,alegrarnos,y endurecer nuestra voluntad.
¿Quiénes son más nobles aquellos exploradores muchos de los cuales buscaban ciudades de oro que conquistar, civilizaciones con indígenas que les trabajaran,fuentes de la eterna juventud,
o nosotros que casi 5 siglos después justificamos sus excesos por ser "patriotas",o que ya ni nos atrevemos a defenderles nada, nosotros que exploramos para nada por amor al deporte y al riesgo y sin esperar nada sino deshacernos de recuerdos y por fastidiarnos las rodillas?.
Su egoísmo de rapiña encarriló una civilización nueva que poco a poco otros fueron solidificando en Latinoamérica, nuestro egoísmo para adentro, inocuo,en que solo soñamos y necesitamos mármol porque no queremos grabar nada en barro, ni marcar los dragos para siempre para darnos una segunda oportunidad.
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