Han venido a buscarme para acabar conmigo,pero no permitiré que me griten ni que me echen la culpa de nada mientras hablan con un tercero. Tendrán que mirarme a la cara. Les dije que aquí estaba el tesoro. Se han gastado sus ahorros para comprarse las escanfandras,los tubos de oxígeno y las mascarillas contra la agnea. Y los manuscritos de Galdós no están escondidos bajo las marismas de la casa. No fue culpa mía Hanna,lo insinué,fue una broma de erudito,una maldita broma. Y ahora cuando se quiten las escafandras se darán cuenta,que sin querer les engañaron. Y me matarán aunque yo soy fácil de convencer, tendría muchas cosas que echarles en cara. Era el protagonista de esa novela perdida de Galdós al que le destrozaron la vida, sí era el protagonista y nadie me dio las gracias,ni un miserable las gracias,ni se acordó de mí aunque me destrozaron la vida.
¡Sí era yo,fuí yo! repitió golpeándose el pecho con los puños y uniendo las muñecas como si le vinieran a por él a esposarle. ¿Cómo es que nadie puede entenderlo? ni un poco de gratitud,ni de compasión solo una indiferencia egoísta de ir a lo suyo,el duro salario al contado. Y por supuesto que tenía derecho a la venganza. Y ahora que me van a matar como a un perro me niego a suplicar para salvarme,ni a mirarles a la cara porque sé que derrumbaré y querrán que dé pena. Hasta mi venganza ahora me parece estúpida.Y a pesar de que me van a matar estoy orgulloso de mi venganza. Y así murió fingiendo la pose de una postura solemne pero sin darse cuenta que tenía un gesto de asco.
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