Una vez en una representación amateur interpretando a Hamlet,la profesora me replicaba que no interpretara,que fuera natural e introspectivo y que no interpretara. Pero yo no podía, si el texto tiene un tono tan sublime como me voy a quedar quieto y sin más "pensar así como si todo saliera naturalmente". No solo me parecía antinatural, sino casi me costaba,aunque en realidad era lo natural.
Shakespeare es todo críptico,incluso en sus sonetos y muchas de las mejores traducciones al español de los sonetos ni son literales,ni crípticas,sino hacen una traducción literariamente que tiende lo embelesador. Un lector en inglés de los Sonetos leerá a un autor críptico,prieto,e insinuador y un lector en español leerá lo mismo pero sin esa misma tensión.
Pero al fin vi que la profesora tenía razón,y había que interpretarlo así,cuando todos nos queríamos poder a lo Orson Welles y rizar el rizo y añadir una doble mercancía de "grandeza"que nos puede asfixiar para protegernos del frío. Shakespeare puede quedarnos un poco literario,pero todo su dramatismo y necesidad de profundidad exacta hace que lo que toca lo convierta en oro desde Eugene O´neill,Bernard-Marie koltès o "Solo contra todos" de Gaspar Noé.
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