Una vez en un barrio París se acercó un pintor a Dalí que estaba en una cafetería enfrente de una especie de Monasterio semiderruido. El pintor se consideraba un fracasado y que hablaba de suicidarse porque no vendía un solo cuadro. Habían cerca de 30.000 pintores fracasados en aquella época que vivían como vagabundos que vivían de caricaturas o de negocios sucios. Este comía avena y su mujer a sus espaldas se prostituía aunque él lo sabía. Era consciente que su situación no iba a cambiar y que entraba en un camino sin retorno.
Dalí vió un pañuelo blanco caerse del campanario de un Monasterio que estaba al lado y le dijo mesándose el bigote y estirándolo para arriba.
-Suicídese,ahórquese con alegría,echando muchas cosas en cara, y sin echar nada en cara por cansancio. Vénguese,ponga pintadas,escupa a la gente por la calle, propásese con alguna mujer hermosísima que le guste y vea por la calle,pinte algo que vaya contra el sentido común.
Y cuando se ahorque intente masturbarse para demostrar que el sentido común no ha triunfado,que usted nunca dejo de soñar lo aposible y que lo aposible se cumplió,que la humillación nunca dejó de rumiarle el hueso de la imaginación.¡Vénguese! antes que la derrota sea evidente e ineeeeevitable.
Hágalo solo porque es imposible,para repatear a los burgueses,al Orden que siempre nos impone,porque el sentido común nunca conquistará el Sol.
Hágalo pero sin que el sentido común muestre una victoria jamás.
Hágalo pero para venza la magia.La imaginación.La ligereza.La libertad.Y en el fondo la dignidad.
Hágalo para demostrrarrrr que el hombre puede ser libre y un Dios,el Dios hasta el final.
Daaaalí ha hablado.
El pintor se quedó desorientado.- Vaya consejo que me ha dado. Y se fue a trompicones.
Pero Dalí le dio el consejo para el que estuviera a punto.Y aquel creador no estaba a punto para ser el Genio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario