Literatura/ lengua,cine, música y arte.
Alicia atraída por la madriguera
martes, 4 de julio de 2023
La Tarántula dentro de Vaso de Cristal.
¿Cómo se llamaba no me acuerdo? ¿Sergio? ¿Yeray? Baj. ¿Por qué tengo que cuidar a este niño que no es hijo mío? Recordó con una sonrisa confusa que a dos manzanas un bebé había caído por el patio del edificio. Había muerto en el acto pero no hayaron culpable por homicidio imprudente a la mujer que lo cuidaba, una dominicana.
El empresario virtual Lecroy y su hijastro que empezaba a caminar temblando salieron al balcón de la sexta planta. La vista de los edificios Sonaba la banda sonora de La Misión. El hijastro sonreía como un irresistible seductor a las vecinas que tomaban algo y se reían en el balcón de al lado. El escritor miraba con un increíble amor el barrio. Siempre había querido saber qué queda en un mundo infinito que esta en constante movimiento, sabía angustiosamente la respuesta pero solo le sonreía al diablillo que daba palmaditas entusiasmado contra el bordillo.
Se conocía todas las anécdotas: como las familias fueron construyendo las casas, el trabajo de los nacimientos, los besos furtivos de los adolescentes...
Cuando uno le robó el coche al padre para ir a una discoteca al Sur, cuando dos amigos en un pique atropellaron sus bicicletas contra una pared, cuando venían de vuelta los trabajadores con el sol ardiente a casa.
Pensó en su vecino de arriba que le había hecho la vida imposible durante años. La otra vecina que no sabía por qué, se había enterado que uno de los motivos era porque había realizado un cerramento en la plancha del patio común y no limpiaba la basura que le tiraban los vecinos. Si lo limpias, le pides disculpas haréis las paces y hasta se llevarán bien. Lecroy no estaba de acuerdo, pero entre rodeos como si no quisiera y se llevara la contraria lo hizo atormentándose.
Sin embargo, aquella fue una reconciliación milagrosa. Su vecino empezó a saludarle, ayudarle, y le abría la puerta de la calle cuando coincidían en el rellano. Si me tengo que disculpar aunque tenga razón para hacer un conocido leal, pediré disculpas constantemente una y otra vez. Era el poder de tener un detalle. Lo observaba todo desde una perspectiva más magnánima y elevada. Recórdó a Kant. Para Kant era necesaria la presencia del hombre en la definición del tiempo, pues sin él este fenómeno dejaría de ser empírico.
Tenía a su hijastro en el bordillo del balcón sujetándolo entre las barras de aluminio con una sola mano debilitada.
Pensó en su hijastro eternamente niño muriéndose de hambre sin su ayuda. Está jugando sin ninguna referencia adulta. Se siente primero solo, después extraño, en un mundo luminoso y sórdido sin referencias donde no hay ni un solo Dios benefactor. Tiene sentimientos desagradables. ¿Le hice daño? ¿Por qué se enfadó conmigo no puedo evitar ser lo que soy? La angustia y un extraño hambre me consumen. ¿Qué hago? ¿qué me pasará?
Se imagina rodeate de unos enormes cascotes polares pero de colores el azul del manto de sofá. ¿Vendrá alguien para hacerme sentir bien?¿qué me va a pasar? me siento profundamente desorientado. ¿Qué extraño infierno de no definición es este?¿qué pesadilla es ésta? qué infierno. ¡¡¡Diosecito sálvame!!!
Lecroy volvió a mirar al barrio con sus ruindades mediocres. Con la ferretería del vecino que le estafó una vez porque no supo ponerle la plancha de su patio luz cuando vivió en la primera planta. Aquí sí que existe el tiempo.
Cuanto era inescrutable lo había descrito minuciosamente con mucho amor en su libro de arena donde estaban todas las historias. Recordó a Vanessa del Instituto Santa Teresa, a Yuneida o Teresa de Derecho y todas las mujeres que lo amaron y lo frustraron desde las perspecticas más dispersas. Yuneida la pechugona anarquista a la que le gustaba ponerse en Facebook haciendo sus chistes sobre el alcohol, sobre sus estados etílicos.
La recordaba bella con todo su cuerpo desbordante y desparramado con su botella de alcohol. "El tiempo sin lo que le es ajeno no sería tiempo, pero creo que en el proceso del amor hay más elementos externos que en el amor puro, idiota, crudo de una madre por su hijo. En el amor la mayoría de sus elementos son ajenos hasta que inyectamos hasta lo más profundo de la vena la nobleza del amor". Espero que este niño que ya ha dejado de ser un bebé no me coja cariño, ni me considere su padre, porque su madre le está obligando a llamarme papá.
Volvió a mirar al niño que seguía sonriendo seductor frente a las risas más fuertes de las mujeres de al lado, se puso a patalear sobre la arena.
Estaba destrozando su libro sagrado que estaba sobre el scriptorium. ¿¡Qué haces!? De pronto, se quedó callado y sonrió también. Le quedaba el barrio eterno con sus paredes de colores, el amor, los recuerdos y las traumas colectivos…
La enciclopedia ya no le hacía falta... "Joder. Este diablo será un seductor, me dará muchos problemas" se dijo. Y lo metió enfadado para continuar con su trabajo.
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