Literatura/ lengua,cine, música y arte.
Alicia atraída por la madriguera
jueves, 12 de enero de 2017
Agravios de Navidad
Cuando la mediocridad de la Catedral de Las Palmas entiendo la envidia,la indiferencia ante el dolor ajeno,la falta de apoyo para una obra común a la sociedad,y la total falta de incentivos ante las grandes obras. Los canarios pudieron resarcirse al construir hoteles de lujo con sentido artístico,pero tampoco lo hicieron,sino algo utilitario para ganar dinero rápido y malgastarlo también sin ningún sentido artístico. Nadie mejora nunca,y las sociedades solo hacen ediciones de sus errores de siempre.
Los agravios de Navidad son idiotas y cuando son graves uno se los puede achacar a falta de negligencia propia o a simple exageración de las consecuencias idiotas: o sea las típicas bromas impertinentes a las que uno no contesta para no estar enfandado con el familiar político a quien ves 5 veces al año.
Cuando me encuentre a alguien que se sienta culpable de haber hecho una canallada le invitare a una cerveza. Los agravios son las botellas semillenas,brillantes o rotas que dejan tiradas los borrachos en la calle de noche, pueden ser de altísima calidad pero nadie quiere aceptarlas,y mucho menos verlas.
Dentro de la catástrofe mezcla confusa de causas exponenciales(de mis malas notas de la carrera de Filología),y causas sublimes a rachas(una vida anodina, sin viajes,sin ningún incentivo,con una familia de calidad bastante dudosa),lo más importante es no haber perdido a mi pareja que es la costa que evita naufragios ajenos. Mientras haya una mujer a uno le dan igual los agravios aunque los sienta con pena. Así uno evita la desesperación,la soledad total, el solipsismo pueril de las quejas,y este frío tras las lluvias y el silencio.
No he conocido a nadie en mi vida que se sienta culpable por sus mezquindades,quizá las mujeres dentro del ámbito de la familia pero poco más. Cuando G.P. al cuidar de la venerable mujer M.L.R.E. le dio de comer a grandes cucharadas a pesar de su débil estado tras el postoperativo y le provocó un atragantamiento con un trozo de carne que la mató, G.P. no sintió ningún tipo de remordimiento, de hecho él contaba lo sucedido como si hubiese estado dando de comer a una vaca con problemas de estómago. Todo eso me dio un profundo asco y el hecho que nadie se lo echara en cara.
¿Pero qué vamos a hacer?¿lo matamos?,una persona sin estudios capaz de por una negligencia matar a otra y no sentir ninguna culpa y eso que tenía 60 años, será incapaz toda su vida de sentir culpa por nada. Lo mejor es no tratar nunca mal a nadie, si es un canalla le das vidilla, y si es buena persona en el fondo solo con decirle su error será necesario. Aunque el que te haya insultado en público quede impune,no insultar,no devolver el golpe.
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