Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

sábado, 13 de agosto de 2016

La necesidad de gratitud

Siempre he querido sentir gratitud por haber aprendido algo significativo pero no he podido agradecer nada a nadie y me he sentido rodeado de pigmeos,y de alguna manera pigmeos insignificantes por los que el amor no era algo auténtico por el que sintiera una gratitud enriquecedora en todas direcciones.

A veces duermo con mi cachorra que solo piensa en jugar y escucho su corazoncito,y yo entiendo lo que es amar a un ser tan ll)eno de vida,de juego,de ansia de vida y ser feliz.Pienso en los traumas planteados de forma ensordecedoramente por Dalí. La alegría de vivir conn susctraumas de Fellini y les agradezco tanto tanto su vitalidad tan real,tan pegajosa en las manos,en la boca. Debo ser una de las personas más curiosas que hay en el sentido de que hubiese querido tener una deuda con grandes maestros, hubiese querido tener gratitud hacia alguien que me hubiese enseñado a sostener un palo, aunque ese palo fuera importante y genuino porque yo lo haría grande y genuino.

Me he encontrado a muchos mercachifles que han estado orgullosos de sus patujadas logros, pero nunca de quedar en los demás,de cultivar,de enriquecer y multiplicarse en los demás. Eso era imposible.

Ni mi padre,ni mi abuelo materno aunque era "su nieto preferido",ni mi tío materno,ni mi cuñado,ni mi suegro. No he tenido a nadie, a nadie suficientemente profundo para querer crear gratitud. Todos quisieron trabajar duro ellos,enriquecerse ellos, vanagloriarse de sus escasos éxitos como si fueran optimus magister ellos. No había ningún mundo alrededor no había nadie,ni el mar,ni los bosques, ni las ciudades,ni la persona que les traía las herramientas.

2 años antes de la muerte de mi padre ,aunque yo no sabía entonces nada de que iba a morir,le pregunté que había hecho él por mí,que me había enseñado.(No le hablé de dinero porque aunque no me había dado casi nada en su vida sería capaz de echarme en cara que me invitó a una merienda hace 10 años).

Él tardó un momento en responderme y dijo como echándomelo en cara:

- yo de niño te llevaba al parque. (Casi seguro que habría hecho mucho más por mí, pero él sintió que verme correr por el parque era lo más vital que habíamos vivido juntos,ciertamente mucho más que gritarme o criticarme por cosas de las que él tendría la culpa.)

- Cuánto has hecho por mí.

- No se puede hablar contigo, -me dijo. A la gente la aceptas o no la aceptas.
Me desilusionó no tener nada que agradecerle. Nada.¿Qué recuerdos podía esperar entonces?.



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