Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

domingo, 7 de agosto de 2016

El precipicio de Marzagán I

¿Cómo lo había podido hacer?,siempre viendo espaldas,siempre virándote la cara,siempre negándote el saludo,¿quién tenía la culpa?,¿lo pagaría?,¿llegaría a pagarlo de alguna forma alguna vez?,¿o seguiría con su verborrea y sus gritos sin aceptar una réplica al margen del universo que lo dejaba impune de su culpa?.A veces me imaginaba ahogándome con los brazos en lo alto pidiendo ayuda y tragando agua mientras aquellos alemanes hacían bromas,aplaudían,se reían de nosotros o fumaban.  

 Todo empezó cuando aquellos turistas pálidos que hablaban algo que parecía alemán tiraron monedas de oro de gran grosor entre las rocas del acantilado para ver como los muchachos renegridos y raquíticos nos sumergíamos jugándonos la vida." Si las cogen son suyas" dijeron riéndose con un sarcasmo y aplaudiendo.Uno se busco algo en los bolsillos y le pidió con un gesto un cigarrillo a su compañero.      
    Mientras estaba estirado hacia delante en lo alto del precipicio a a unos 500 metros me di cuenta lo insignificante e impresionante que era.Tenía ansia de tirarme y por un momento pensé que a pesar de todo no estaba loco,asquerosamente loco aunque lo demás me siguieran dando  la espalda. De lejos se podía ver como una maldición llena de moho tóxico la  ciudad que había sido el único punto de referencia de toda mi vida.
    Encima de nosotros las torres de electricidad hacían un ruido constante de turbina con fiebre mala. El cielo encapotado me daba una sensación de desolación que inspiraba cualquier mal arrebato. Hasta la belleza del precipicio de Marzagán a pesar de su niebla,de su aparente mediocridad solo se fundamentaba en que ellos se jugaban la vida por poco dinero y yo por mero placer o por expresarlo con con más exactitud por huir de mí mismo.
Tenía que aguantar la fiebre de las corrientes que nos empujaban hacia las rocas y el mareo de las olas golpeándose entre ellas.La diversión consistía en vernos débiles y patosos chocar contra las rocas,arañarnos los pies y los brazos y tragar mucha agua que volvía a emerger hasta dejarnos como corchos a la deriva.
Cuando salí del agua me quedé en una cueva como ahogado e hinchándome y deshinchándome como un pescado asfixiado en tierra,lleno de moratones y blanco mientras los compañeros ahogados entre las olas se reían de mí como perros patéticos tragando agua y surgiendo de entre las olas. Obviamente no me importaba no haber conseguido el dinero. Me quedé sujetándome al hueco y disfrutando de los golpes de mis compañeros que me despreciaban y que sí necesitaban el dinero.
Cuando los veía me reía. Tenía que intentar subir por las rocas.El agua se metía entre las rocas y a veces se formaban pequeñas cascadas de las que salían cangrejitos.  ¿TENDRÍA fuerzas?me temblaban mis bracitos sin músculo y la flexibilidad de mis piernas no servía con las terribles ráfagas de viento pero justificaba mi falta de fuerza porque me había masturbado demasiado aquel día.
Odiaba Canarias,su mediocridad,el ser completamente ajeno a ella,su insignificancia con toda el alma pero eso no me había llevado jamás a relacionarme con nadie en profundidad ni a huir de ella.Así esperé durante una hora hasta que la tormenta pasó encogido riéndome por dentro de mis dos compañeros cuyas humillaciones me habían hecho la vida imposible los últimos dos meses.
Me hacía gracia su chulería pedestre y ridícula,como las olas les arrastraban los brazos y daba vueltas su cabeza como una peonza, como se hundían y volvían a emerger de repente como una claraboya llena de moho. Patéticos,mediocres,y echados para alante siempre con impertinencia y con mal gusto. Todo es idiota.
Intentaban bucear y lo hacían a destiempo. Raúl estaba gordo y fumaba y se movía con lentitud sin poder dominar su cuerpo y era el único que sabía bucear .Encima un inmenso nubarrón amenazaba con lluvia.Después de varios intentos se vio que para nosotros no era posible que ni siquiera era probable que con gafas o bomba de oxígeno de buceo lo hubiéramos conseguido.
Pero a los alemanes les daba igual. La prueba había sido superada.Se atragantaban de la risa con sus caras rellenas y enrojecidas.Para ellos lo importante era vernos bien como si las miserias de mis compañeros fuera un espectáculo porno casero y la degradación de sus cuerpos fuera el objetivo. Raúl y César estaban dispuestos a humillarse por dinero,y yo en silencio les seguía para divertirme de ver su sufrimiento como una venganza callada de la única gente que me había aceptado a cambio de que me dejara pisotear por su compañía.
Había que repetir la apuesta pero más fuerte a cambio tendríamos tiempo para entrenar y coger una técnica. Pensé que cuando le contaran la idea a la hermana de Raúl, Raquel Wellhoffer, le convencería de que aquello era una locura y de que el dinero para ellos aunque lo necesitaran era una mala excusa.   
Nuestra vida es tan insignificante y miserable,la falta de trascendencia siempre preocupados de lo que costaba la comida o de pagar los impuestos del piso,sí desde lo que costaba la comida hasta los gritos histéricos de mi madre.Y lo más crudo era pensar que yo no iba a hacer aquello por dinero sino simplemente por no escuchar aquellos gritos desde la noche en la azotea y por tener alguna aventura que me diera seguridad para poder quedarme a la intemperie viendo las estrellas como lo hacían los antiguos.
Pero aquello había sido una locura momentánea y Raquel vería que solo había impotencia y muerte en aquella apuesta de bar de pescaderos lejos del precipicio en donde aquellos dos extranjeros desconocidos bien vestidos habían recalado. Pero no fue así para seguir con nuestra maldición.
Llegué de madrugada a su hogar.El chamizo amplio de Raúl y Raquel estaba mal protegido de los mosquitos por una red de pescadores que daba un sopor insoportable de mal aire recalentado a la casa.La "casona" se había quedado entre la nueva autopista y el precipicio y era obvio que en cuestión de años se la expropiarían a cambio de uno de esos pisos en un barrio marginal.
Raquel tenía las manos rojas,llenas de rozaduras y peladas de lavar mal la ropa contra la piedra a mano aunque ya habían llegado las primeras lavadoras y estaba limpiando en la cocina las escamas de un gallo enorme. Raquel era morena de pelo y de ojos intensos,de piel blanquísima,muy exuberante y trabajadora.
Me había asombrado que apoyara a su hermano en aquel despropósito. pero debía ser porque lo veía como a un vago y un inútil sin remedio,como a una persona sin voluntad al que siempre tenía que ordenar e incentivar para que ordenara su cuarto o para que limpiara la casa. Ella se lo dijo harta una vez mientras él intentaba cortar mal una tabla sin ningún punto de apoyo.
Se limpió el delantal y desde el baño para cambiarse la ropa casi delante de mí aunque apenas teníamos confiaba me dijo que había que hacerlo rápido que la siguiera y que no hiciera preguntas. Ella y una pastora alemán iban de un sitio para otro dando una sensación de mareo para el que las miraba. Con un bikini se puso sudando a dar una última fregada a un suelo empedrado y tuve que salir para que no me afectara el vaho.
Cuando salió pude contemplar aquel bello cuerpo.Se puso a agitar un cubo de agua sucia lo que hacía que se lo movieran los pechos,lo que me hizo sonreír y a ella se le puso una cara de fastidio.Era una mujer hermosísima que había engordado y de la que sobra decir que compartía la misma maldición leprosa que nos había de alguna manera a todos. 
 Tras tirarlo alejó a la Cuqui  a la que no le molestaba el mal olor del requero de suciedad y se puso delante de mí para que la siguiera. Se notaba que era una mujer de unos 30 años acostumbrada a dar órdenes sin réplicas ni contestaciones. Cuando me vi en un espejo del lavabo encorvado y con una risa bobalicona me di cuenta que era mejor no replicar hasta que tuviera una razón absoluta. Aunque solo tenía ganas de dejarme arrastrar por la corriente.
La Cuqui que se notaba que no había sido adiestrada se ponía a su alrededor para jugar y ella le daba unos palmetazos y puños.Tuve que virar la vista porque me dolía ver aquellos palmetazos y como tarumba la Cuqui se quedaba dando vueltas desorientada con la cabeza gacha y sin replicar.
Lo más paradójico es que no necesitaba el dinero y era el único que no se tomaba en serio aquella aventura desaforada y no entendía porque seguía siendo amigo el amigo del hermano de Raquel. Raquel parecía tener una voluntad de hierro pero la única mujer que aconsejaría  a su hermano a que se adentrara en una aventura tan estúpida cuando había patinado en un primer intento.

Todo es REMATADAMENTE estúpido como el caos de las corrientes de las olas de Marzagán. Me quise apuntar en el último momento dos días antes en aquel bar entre los pescadores de cabotaje cuando coincidí con César Viñau aquel canalla,y me aceptó diciéndome que me quedaría con mi parte sin especificar si sería un tercio lo legítimo que me correspondería. Llevaba semanas sin hablar con ellos lo que era una deserción y no quise dar más explicaciones.

En la televisión ponían un partido de fútbol y todos los podridos del bar se ponían a gritar y patalear y alguno hasta a dar una patada al taburete sin darse cuenta que eran unos mindundis y lo que pasara en Madrid o Barcelona no afectaría nada sus inútiles vidas.

Mientras miraba aquel terrible barrio de las chabolas con salitre recapacitaba sobre su pasado con el golpe de las olas contra las frágiles chabolas que aguantaban. En el pasado,ella y una hermana borrachas robaron un coche haciendo un puente y se tiraron por la caída de El SABINAL hartas de que su padre las pegara y las manoseara y se chocaron contra un pedrusco. Aunque el accidente no fue grave,su hermana tuvo un mal golpe en el cuello y se murió.

Así,sin más. Desde entonces parece que no habla tanto y solo a gritos de arrebato. Y hoy  había ido allí a pedirle que me guiara por ese camino,no por miedo a perderme,sino por lo hermosamente satánica que estaba,por su mirada fija,por su cuerpo voluptuoso y por su terrible voluntad animal. Su rostro duro marcado por la impotencia y el carácter y el pecho que se le subía y se le bajaba como si le fuera a dar un ataque de flato.

Ella creía que necesitaba el dinero y me sonrió pensando que iba a estafarme y no me daría mi parte. Me había respetado hasta entonces y me daba igual que me tomara por un idiota. No había intentado nada porque sabía que era inútil. Solo quería sentir esa determinación fanática conque las cosas insignificantes.

Lo recordaba todo mientras bajaba entre las piedras por el caminito de mala muerte por el precipicio. De lejos tras 10 minutos por fin se fin se veía la barriada de delincuentes apestados que se fingían ganarse la vida como pescadores. En lo más bajo del precipicio había gente cruda que repujaba y recolocaba sus chabolas de madera descacarillada y cartón de la tormenta de anoche.
Me daba escalofríos tener que pensar que allí sería la apuesta.

Margarita llamada Marchi estaba recosiendo con un bikini gastado una enorme tela de pescar en la puerta de su casa.Poniendo unas piñas en agua y sal,como los soldados que ponen su ropa manchada en sangre y llena de pestilencia al sol tras la batalla. Su hermano Guaca el negro era el contacto.
        El Guaca era un personaje conocido que había estado varias veces en prisión por su afición por los records y era un deportista de las sustancias ocultas. Según ella tras la Guerra por haber ocupado una alcaldía republicana se habían quedado fuera de la sociedad bien,pero no les habían represaliado.

Cuando había algún lío en la ciudad y no sabían a quién culpar la policía iba a su zona por las noches con las porras y los perros ladrando.Merodeaban los bares y si veían a alguien a quien tuvieran especial tirria o de pasado turbio lo detenían sin más. Así cerraban el expediente y bajaban el nivel de impunidad oficial. Según ella.

Todo aquello era confuso pero coherente con un Universo que nos alejaba como una maldición de la realidad cotidiana. El Guaca salió de la chabola. Era otro hombre simiesco, renegrido,con verrugas y cicatrices en la cara, con mirada muy desconfiada y con un sombrero cachorro de otra época.
- Quiero ir con ustedes.
- No. ¿ Pa qué?
-Pa ná. Iré gratis. Sin mí no hay negocio.

Raquel se calló y empezó a gritarle algo pero yo ya estaba en otro mundo. Me arañé los dedos para quitar una tela metálica desde detrás del chamizo,se podía ver desde dentro no solo el chamizo sino la entrada de la ciudad de Las Palmas, Dasein. Aquella ciudad tenía el secreto de la Ley que nunca nos había sido revelado.

 No conocía otra belleza otra belleza maldita que aquel secarral tortillado de meteoritos extraños cuyo origen remontaba al de los primeros exploradores vinieran de donde vinieran. Aquel precipicio enorme donde tiraban a los represaliados y a los burros podridos era árido y la luz brillante rebotaba y blanqueaba más los colores de la ahulaga.

No podía evitar dejar de pensar de que Raquel era  hermosa aunque no tuviera remedio y era bastante hombruna. Quizá había necesitado toda aquella voluntad para arrastrar por la espalda a su hermano Raúl una y otra vez,entre el sudor,la desgana y la lentitud conque lo hacía todo desde fregar hasta encofrar uno de aquellos hoteles de lujo a los que no volvería entrar jamás aquellas pirámides sagradas en las que como esclavo malpagado no tendría el privilegio ni de ser enterrado.

Siempre la veía semidesnuda por el calor trabajando duro como un animal pero le gustaba con una escoba o con un martillo sin darme explicaciones de si estaba martilleando o limpiando,solo se fijaba en mi presencia para darme una orden de que la fuera a ayudar.Entonces se ponía meticulosa de cómo debía colocar el colgador y de que tenía que tirar la basura que quedara suelta del naufragio en el suelo.

Sobra decir que aunque era con respeto me lo repetía a gritos para darse por segura de que me había enterado.Y mientras trabajaba se ponía a cotillear:
-¿Y a quién se la chupó tu piva para conseguir el trabajo?

Mientras estábamos allí casi en roca viva en pequeños promontorios sobre el mar,el viento nos despelusaba una y otra vez y silbaba haciendo temblar el conjunto de los escasos muebles que se veían dentro. El oleaje como una carga policial golpeando fuerte avanzando y retrociendo y sorbiendo entre los cantos. También bajo el precipicio lunar había cuevas con sus palacetesde tablones de uralita descacarillados por el salitre.

Pero nosotros sabíamos el secreto del Guaca para contenerlo. Salió solemnemente de la chabola intentando mientras cortaba el cuello a una gallina como si desenmarañara entre sus manos un espino.Se puso bravucón diciendo que solo él tenía el teléfono de los extranjeros y que sin él no habría acuerdo.
- Sé buena,hija deputa. Y de pronto crack. Y se rio de su enorme sutileza. Después nos miró y viendo que se había mostrado muy al desnudo se quiso poner a destiempo solemne.
¿Qué hacen ya aquí?,¿quién es ese?,no quiero líos eeeh.

Había sido una negligencia nuestra dejarles marchar sin pedirles a los forasteros alguna forma de contacto, pero él siempre estaba merodeando donde había movimiento y se metió en el negocio.Había sido encerrado varias veces acusado falsamente por pederasta y eso era un amarre potente por si quería estafarnos. Efectivamente alguien entre sus familiares había sido un rojo destacado y parecía que le detenían a menudo cuando no había un sospechoso consistente.

Los que a lo lejos en el mar allí tenían algo de pescadores parecían en sus barquitas merodeando como si fuera la vida dura del pajarero que solo necesita un golpe más de suerte.Pero no parecía gente que arriesgara su vida para ayudarte a cambio de un gracias y una ayuda económica.


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