Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

domingo, 29 de noviembre de 2015

Nuestras fotos antigüas I y la paranoia de Johann Friedrich Gauss(matemático).

En las fotos en blanco y negro de nuestras ciudades hay una progresión que podemos atisbar pero no descubrir. Nos costaría ver una oreja tirada que nos permitiera descubrir un asesinato olvidado 120 años después pero podemos echar en cara otras relaciones menos ocultas. Nuestra historia,nuestras mentiras,nuestros orgullos,y cuando nos insultan recordamos nuestras victorias.

A las fotos antiguas hay que respetarlas como uno respeta a los amigos después de la ruptura,sin revelar secretos y atacándoles en lo que nos afecta, pudorosamente, de forma suave para que nadie te eche en cara una traición.

Echándonos en cara la foto en blanco y negro de la Iglesia de la Isleta uno puede ver su falta total de detalle artístico y lo que costó hacerla. No había ninguna fascinación por la belleza,ninguna exigencia estética,lo que hubiese sido exigirles demasiado. Si uno va a las fotos del Barrio Gótico de Barcelona a comienzos del siglo XX se verá que muchos edificios tampoco tienen ninguna exigencia estética,solo unos pocos que dan ese toque sublime y esa estética que uno presupone al barrio entero.

Lo que costó hacerla uno lo presupone por el orgullo con que la rodean y el que se expongan alrededor otras fotos de los barcos del puerto comercial. La ciudad como punto de encuentro esporádico pero contundente comercial. Ni siquiera el orgullo de hacerla les supuso la necesidad de hacerla única o dignarla. No hay remedio no hay ningún sentido estético,no hay necesidad de belleza arquitectónica. ¿Tendríamos nosotros que soportar esto?¿Costaría tanto?

La Historia avanza lentamente y el siglo XIX que tanto parodiamos o despreciamos es el auténtico siglo del despegue económico y técnico. Hasta una Iglesia junto al mar del Castillo de la Luz era una apoteosis.Pero lo que sin duda destaca en la foto es la actitud arrogante,ida y como casual de los fotografiados arropados en una falsa inocencia.

¿Es lo que volvería loco a Johann Friedrich Gauss? No, pero le daría la primera relación. Nuestra relación histórica olvidada de traiciones consentidas. Los hombres arrogantes pero casuales que merodean buscándose la vida aparecen en primer plano de una Iglesia de la que no tienen idea, con un valor artístico que desconocen pero que negarían si la conocieran solo porque ellos no han participado en ella, están allí.

Ellos se creen que pueden perpetuarse en su negación. No hacen ningún gesto frente a la Iglesia como es natural pero la ignoran mirando algo fuera del campo de visión, no quizá para hacernos soñar
sino para que nos fijemos en ellos,en sus sacrificios.

 Es como si nos dijeran: los turistas alemanes nos tiran monedas entre los pilotes para que nos sumerjamos y busquemos entre las piedras pero tenemos orgullo y cuando salimos del mar venimos aquí y compramos lo que solo nosotros podemos comprar.Orgullo. Querer ser per-so-na.

Las mujeres encima de unas piedras como si fueran sirenas esperando, casi con ganas de jugar y que serían posiblemente las guardianes de la memoria,destacan por sus caras de ingenuidad infantil tan ajenas a las de nuestros días. Uno no quiere verlas porque casi conmueven...


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