Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

jueves, 20 de marzo de 2014

                    Y surgió entre las brasas

Patricia golpeó el vaso del cortado en la terraza que ocupada la acera. Por fin  se había atrevido a delatar aquel delito.  Le encantaba ver como los peatones tenían que bajarse a la acera. Sortear los coches para no chocarse contra su mesa. Solía comer cebolla porque necesitaba beber mucha agua para aliviarse el picor. Nunca le olía demasiado el aliento. Así cumplía su dieta para adelgazar.
          -  Él se incineró para que no fueras a escupirle el cadáver. Yo no lo hubiese hecho - le respondi

            Estaba harta de que la gente se quejara de los trabajadores que cumplían su obligación.
        - Si no le gusta que haya sicarios, que condenen a todo el sistema. No gritar a los desgraciados que ponen la jeta pa que les partan la boca. Por el salario mínimo y no puedes quejarteporque cotizas aunque sea una mierda tedesca.
           A Patricia se le había trabucado la lengua. Apretaba sus manos. Se había enamorado perdidamente de él en cuanto empezó a flirtearla. Y después del placer de desahogarse sintió como desgana.
           Y un arrepentimiento confuso de haberse confesado demasiado pronto a la persona equivocada.
            De haber expresado sus sentimientos. De noche soñó que conducía una carretera llena de curvas. Que el coche iba tan rápido que le bailaba los brazos como dentro de un abrigo gigante. Y que se estallaba en una baliza de piedra blanca.
         
           - Se te ha ido de las manos. A mí también me ha ocurrido cuando tengo que examinar oralmente a mis alumnos y me pongo a divagar. Y a preguntar detalles imposibles. Al final el alumno me mira con tanto rencor que tengo que aprobarle...y huyó de él durante meses en la Cafetería. Tranquila. espetó Diego

             Así Patricia supo que no podía confiar en él. Era un hombre prudente pero débil que reaccionaba siempre exageradamente.
              Al expresarle su secreto le había confesado que le amaba. Y él sólo intentaba calmarla. Pasar para adelante y para atrás unos apuntes de estudiante eterno sin corregir.

                 Lo que quiere el cabrón  es que no me ponga histérica. No me dijo nada de su mujer hasta más tarde,puto cabrón. Y sin embargo nada importa. Me ha estado acosando sí acosando y ahora es capaz de echarme a la cara que he estado con muchos hombres, será cabrón.

            Diego no quiso aliviarla para que no sintiera nada más por él. Levantaba el brazo y lo bajaba otra vez para llamar al chulo camarero que intentaba flirtear con unas rubias pálidas con pinta de turistas.
            Pero le prometió que no la delataría a la policía.
Esperaba por la vuelta a pesar de lo incómodo que era para ella estar con alguien que sabía los verdaderos motivos de la muerte de su madre. Una pareja paseaba con desgana frente a la mesa de su terraza.Seguro que ya deben estar hartos de follar. Se marchó bendiciéndole y quedándose la vuelta de las copas...a escondidas al camarero que les evitaba por una mala respuesta.  Para que ella no se sintiera ofendida por invitarle. Contaba las monedas pequeñas de la vuelta.
       Le sonreía como un niño lo que la hacía sentirse desilusionada.
        Se fué pero no se despidió. Ni se volvió para recordarla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario