Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

miércoles, 24 de diciembre de 2025

Soneto al genio polímata.

Llegaba tarde el sabio al compromiso, con la mente perdida en mil auroras; fueron sus horas nubes remolonas, y el tiempo un hilo que jamás mantuvo izo. No fue el descuido falta de aviso, sino el afán de abarcar todas las horas; en sus manos, ideas seductoras, en su reloj, un pulso de impreciso. Mas vive en él la furia del taurino, ese ímpetu ciego que al destino embiste, errando el golpe, pero siempre erguido. No importa el rastro del error vivido, si en cada intento el alma se desviste: noble es el toro, aunque pierda el camino. *** Un soneto que aborda el final de Sócrates desde una perspectiva atea y cargada de sarcasmo: Bebióse el viejo el zumo de cicuta con un aire de mística arrogancia, creyendo que el espíritu se distancia del cuerpo que se pudre y se transmuta. ¡Qué astuta su razón, qué fe tan bruta! Habló de un "más allá" de gran prestancia, donde el alma, libre de su estancia, encuentra de las "Ideas" la gran ruta. Pero el veneno es cruel, no es metafísico: le puso el pie de mármol, frío y tieso, y lo dejó en silencio, sin un rezo. No hubo "Mundo Ideal" ni vuelo psíquico: solo un cadáver gris, un simple hueso, y un vacío total, negro y espeso. *** Bajo el peso de un cielo de granito, late el pecho en su cárcel de agonía; la voz se quiebra, sorda y todavía, frente al eco voraz de lo infinito. No queda un solo rastro del empeño que no fuera entregado a la marea; la sangre ardió en el fuego de la idea y el alma se vació tras cada sueño. Mas tras el rayo de la angustia fiera, nace una calma blanca y absoluta, la de saber que el paso fue derecho. Ya no hay temor a lo que afuera espera; concluida está la lucha y la disputa, y el corazón en brasas sobre el pecho. ***

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