Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

jueves, 11 de julio de 2024

El enamorado platónico.

Cada vez que me asomo a la ventana veo a una chica muy jovencita mirando hacia mi casa, estoy preocupado ¿Quien será esa niña? Aquella niña era la hija de la mujer que amó en silencio durante años. El enamorado platónico murió obsesionado con aquella niña y se convirtió en un ángel con alas de segunda. Preguntaron por su muerte en la grúa del astillero donde trabajó durante treinta años, hablaron de él, les dio pena, pero nadie fue a su funeral. Mirándola en una esquina de la cama la veía cada noche rezar y discutir sus preocupaciones personales antes de dormir. Siempre deseaba aparecérsele para darle buenos consejos porque no tenía padre. Un día se atrevió. La niña asustada empezó a gritar. Él salió huyendo. Su madre trató de convencerle de que fue un mal sueño. Él no quiso decir nada, entendió su miedo y ocultó su fealdad tras las ramas de un árbol que no tenía visión desde la ventana. Se preguntaba ¿por qué siempre había sido tan cobarde?, ¿por qué no supo comportarse en su juventud?, ¿por qué tuvo que pasar esa condena infinita? pero ya no se amargaba la vida, aunque sabía que seguía siendo cobarde. Nunca había tenido a nadie que lo apoyara de verdad, ni que lo impulsara, y se había acostumbrado a mentir sobre sus derrotas. Volvió a su astillero donde era día de trabajo poco antes de las vacaciones. Todos los trabajadores estaban felices y nadie lo veía. Se colocó debajo de un astillero, con los brazos en las barras laterales. "Sé que te he fallado, quise vengarme de ti por lo mal que me ha tratado la vida, pero quiero que me perdones y que me hagas justicia con todos los que me han despreciado día a día injustamente". Un grupo de trabajadores estaba riéndose de un chiste soez y comentando que haría el fin de semana. Se imaginaba a la gente que le interrumpía y ninguneaba constantemente. Le temblaban los brazos, se esforzaba más por derrumbar el astillero pero no lo conseguía, hasta que poco a poco fue cediendo y por fin el astillero se cayó derrumbándose únicamente sobre él. Se imaginaba que alguien se reiría al entender aquella paradoja. "Como un perro pero he cumplido" dijo, como si el asco injusto que los demás hubiera de sobrevivirle.

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