Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

miércoles, 12 de junio de 2024

Lo importante es que aprendan a pensar.

"- Te lo dije ", nos respondía cuando no sabía explicar el quid de las equis y las y griegas de un problema. Siempre recordaré a mi bella profesora de matemáticas Corpus - María Cristina, cuando resolvíamos alguna derivada de forma mecánica, penosa, suponiendo mil cosas que eran rizar el rizo porque nos acordábamos de la respuesta, teníamos consciencia que nos faltaban pasos, pero no conseguíamos llegar a la puta meta. De hecho una vez, mi compañero (un compañero que años después sería un brillante creador publicitario) fabricó una chuleta de una página entera con todos los problemas y fórmulas que habíamos dado en clase y suspendió el examen por no saber aplicarlos. Solo puedo recordar aquellos traumas de la adolescencia estando en el aula tras el anochecer, con una oscuridad llena de calor y de reprimendas retorcidas que uno solo consiguió entender décadas después. Ya de adultos una vez nos invitaron a la cena de Navidad de la Empresa. Había que ir con la pareja. Rayco iba a ir con su despampante mujer Celeste, rubia teñida, aunque tenía 50 años había sido la envidia de toda la oficina durante más de un año. En medio, del discurso del director general lleno de cifras, paró - por influencia del vino - para elogiar a aquella mujer cuya belleza y apoyo a su marido había inspirado a toda la oficina. De pronto, Rayco se levantó para sorpresa de todos para hacer un elogio a la oficina. Supuse que sería un agradecimiento. Empezó a hablar y se quejó de que su mujer no tenía sentido común, que estaba harto de sus constantes infidelidades, de sus faltas de respeto y de la falsedad de los elogios de sus compañeros que sospechaban cosas. Todos nos quedamos muertos, bromeé para aligerar el ambiente pero fue imposible. Hablamos durante dos minutos, pero mi mujer y yo nos fuimos. Pensé que dimitiría de su cargo. El primer lunes de trabajo Rayco fue muy bravucón y el jefe le llamó, todo el drama consistía en saber si el despido sería procedente o improcedente. Al final fue procedente. Se mudaron de ciudad, pero increíblemente no se separaron. Nunca supe más de él. Lo sorprendente es que después de conocerle durante dos años parecían una pareja perfecta no había sospechado nada. Ni siquiera era un hombre de carácter, no me explico por qué lo hizo.

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