POR ESO NO ME MATÉ ANTES, SEÑORA JUEZA.

"¿ Me estás tratando de decir algo más profundo y no te atreves, verdad? "No fué casualidad que este Viernes precisamente el reloj estuviera 20 minutos atrasado. ¿Quién lo cambió? ¿Y por qué?" De pronto se desmayó y cayó en las vías del tren que estaba a medio minuto de la estación. Rayco Dresden estaba en la Estación de tren de mañana con el frío nuboso del otoño. Después de tres años de oposiciones consiguió su plaza en propiedad en Hacienda. Pero si las opos fueron duras,el trabajo que iba a ser liberador se convirtió en una nueva tortura. Matemáticas y más matemáticas y contabilidad. Así todos los días. Era un trabajo mecánico sin alma, para descubrir a defraudadores y sus superiores se quejaban que el ratio de condenas a defraudadores seguía siendo muy bajo. Su mujer le quitaba los zapatos y el maletín al lado de la puerta de la entrada para que no recordase que tenía que ir a trabajar el lunes y se pusiera irritado y melancólico. Nunca nadie se planteó que pidiera una excedencia. Consiguió despertarse de la caída entre las piedras cuadradas y alguien tocándole en el hombro consiguió que se apartase rápido de la vía del tren. No le pasó nada. -¡Cariño! ¡cariño,levántate ya que se te están haciendo 20 minutos tarde! tienes que ir a la Estación ya para ir al trabajo - le dijo su mujer. Su mujer parecía una jueza en el estrado de la mesilla de noche, con un café que parecía el mazo de un juez.