Alicia atraída por la madriguera

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jueves, 25 de abril de 2024

LOS ASESINATOS DE JUAN DE LA CRUZ Y MIGUEL HERNÁNDEZ.

Entre el ansia sublime de amar y la crueldad de adolescente de un masoquismo autodestructivo. Hay una tradición necrofílica muy fuerte dentro de la historia cultural española desde Zurbarán hasta las justificaciones de Juan de la Cruz del deseo de unirse con Dios a través de la muerte. ¿Era necesario que estos dos autores murieran inducidamente prematuramente? no. ¿Había una causa sublime realista que sería beneficiada por la muerte de estos autores? tampoco. De hecho actuaban como si quisieran ir directamente hacia su muerte. Resulta parecido a cuando Sócrates dice con chulería ante el Jurado, que quiere que Atenas le pase una pensión por todos los servicios que ha hecho a la ciudad, después de la derrota de las Guerras del Peloponeso, de haber sido el maestro del traidor ambiguo de Alcibiades, y de que en parte la acusación era cierta, porque Sócrates al introducir un racionalismo ateo en Atenas puso en jaque todos los valores tradicionales que hicieron grande a Atenas. Después de provocar al Jurado a que lo condenara a muerte, Sócrates dijo que prefería morir conforme a la Ley de Atenas y conforme a su sentido de decencia. Ya estaba dentro de su ratonera moral. La actitud de Sócrates consiguió que en su Juicio todo se tensara y que fuera a peor. Igualmente conque Miguel Hernández se hubiese retractado firmemente hubiese conseguido mejores condiciones penitenciarias, a pesar de ser un famoso porpagandista comunista y beligerante, como las consiguió Buero Vallejo y tantos comunistas. Ya libre hubiese podido huir y llevar una vida tranquila. Su muerte a pesar del martirio no benefició hasta casi treinta años después a la causa comunista y solo como ejemplo de martirio, o sea en casinada. La muerte inducida completamente coherente de Juan de la Cruz es peor, lo único bueno que consiguió fue frenar un poco la construcción de conventos en España. La muerte inducida de Miguel Hernández recuerda muchísimo a la de Juan de la Cruz, dos poetas sublimes y personas autodestructivas y nefastas, con la diferencia de que la de Juan de la Cruz sí creo algún remordimiento aunque nunca se pidieran explicaciones. A “los pobres” que niegan la comida y un mínimo de higiene a los presos nunca se les pide explicaciones y siempre quedan impunes. El sueño de Juan de la Cruz era llenar España de conventos de clausura,fundó 17, y el de Miguel Hernández hacer de España otro "paraíso comunista", ambos fueron subidos a sus altares. En fin, nos queda el mérito de su poesía.No queremos nada más.

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