UN BELLO GESTO.

Pablo siempre fue un estudiante excepcional de Derecho pero extraño, que pertenecía a una familia desestructurada con personas inestables mentalmente. Un día coincidió con un vecino con quien estaba enfadado, empezaron a insultarse y le dio una paliza. Con solo 21 años lo condenaron a 28 meses de cárcel. Su hermana decidió borrarlo de todas las fotos. Su padre que tenía principios de demencia senil al darse cuenta decidió pintar un cuadro con una chimenea encendida en la que salía él y su hijo. El padre temiendo la verdad ya no preguntaba por su hijo, respondía si le provocaban para reírse de él, que acabó la carrera y lo había contratado una multinacional en el extranjero. Pero la amargura estaba destrozándolo por dentro. Cuando Pablo salió de prisión lo primero que encontró al volver a su hogar fue a su vecino rejuvenecido abriendo la tienda al lado de su casa. Entró y vio guirnaldas llenas de flores con su nombre que era el mismo que el de su padre, enviadas por su amigo Alfonso. Era para el velatorio de su padre. Y un cuadro de su padre pintando una chimenea encendida, donde a él ya le habían borrado. Nadie en su familia lo saludó. Llamó a su amigo, que estaba haciendo el doctorado. -Gracias por ser el único en no haberme dado la espalda. Para mi padre eras un hijo más. - ¿Sí? ¿Lo dudabas, Pequeño Saltamontes? - respondió con cierta retranca. En cuanto quieras volver a estudiar, te ayudaré. Siguen haciendo falta becarios en el departamento de Laboral para esclavizar de los que abusar gratis...Además ya te tengo agarrado por el cuello con tu pasado cuando me pidas algo. Y se rio.