Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

sábado, 4 de noviembre de 2023

El laberinto en espiral sin escapatoria.

Cuando el escritor llegó a los escombros encontró un montón de jóvenes con camisas de fútbol y niñas sangrando heridos aún durante días a los que las autoridades daban por muertos aunque respiraban entre estertores hasta que morían días después pidiendo ayuda. Entre los medio cadáveres había una niña confusa con el cabello violeta brillante. No se podía recoger a los heridos porque era reconocer que existían, por lo tanto los dejaban morir. H. me dijo que fuera al aeropuerto a recoger a la hija de su mujer una inmigrante ilegal. Sus hermanas lo echaron de su casa para que no ocupara la azotea y perderla por el usufructo. Seis meses antes se había comprado un Hyundai 4x4, se gastó todos sus ahorros, ahora tenía una deuda enorme con intereses y encima tener que pagar el seguro del coche. Tener coche era una cuestión de orgullo porque no lo necesitaba pero el decía que le daba libertad y le ahorraba tiempo. Cuando se quedó en paro aunque era un hombre soberbio iba a Cáritas a recoger bolsas de comida, contaba anécdotas divertidas sin darse cuenta de su situación. La niña a la que yo acepté que recoger en mi coche era esa Kathy una extraña niña (él decía que estaba en aquella hora muy ocupado, pero yo pensé que no quería gastarse dinero en la gasolina). Le mandaron una foto mía para que me reconociera. En el coche se puso a hablar tímidamente de sus sueños, que su madre la ayudaría a ir a la Universidad, que le ayudarían a comprar un coche, que ella trabajaría en dos o tres trabajos. Sólo ahí me di cuenta que la policía podría detenerme si me descubría y que estaba en medio de un sucio negocio. Al principio quise ayudarla, pero H. ya pensaba ponerla 8 horas de camarera en cuanto cumpliera los 16 añitos para pagar el alojamiento. El capó del coche temblaba de la alta velocidad que tenía. Quería escapar de aquella situación aunque me pusieran una multa. Le dejé en su nueva casucha. "SÓLO TÚ PUEDES CONSEGUIRLO SÓLO TÚ, si necesitas ayuda avísame" le dije, pero sin querer le di en una tarjeta manchada de sangre un número antiguo. Un poco borracho fui a mojarme en la Fuente detrás de la Catedral que tiene el agua enfangada, creí ver el reflejo de la Virgen y al golpearla me hundí. Tenía que darle esperanzas de que lo había intentado todo. Amanecí en mi sofá roto sin saber cómo había llegado allí. Sabía que iban a explotar a esa chiquilla lo sabía, pero me sentí inmaduro por querer ayudarla. No quise volver a verles, aquello no había sucedido.

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