EL ASESINATO DEL ÁNGEL.

¡¿Qué importa ser infeliz con lo que se ama en el camino de la sabiduría de la autodestrucción?! ¡Era terrible!¡Insoportable! Supe que no fue el fantasma de una asesinada cuando apareció en un charco de sangre en el patio de mi casa aquella foto victoriana en blanco y negro con la mujer tapada, había sido una de las bromas de Begoña, que se quedó 10 minutos sola en mi piso durante una visita una semana antes. En mi casa habían muerto una escort de lujo anteriormente por un extraño accidente con gas. Supe perfectamente la indirecta que intentaba lanzarme, pero no me di cuenta el alcance que tenía. Begoña había vuelto de Polonia para cuidar a su madre, no tenía nada. Con 50 años llevaba ocho años sin trabajar y para colmo sus dos hermanos le lanzaban indirectas que en cuanto muriera su madre venderían el piso. Por tanto, ella se iría a la puta calle, a vivir bajo un puente. Era una canallada previsible,pero ella tuvo que saberlo cuando tiró la toalla tras romper con su novio en Polonia y venir para acá. Aquella noche escuché gritos insoportables en la solana de una madre que había perdido a su bebé. Cuando fue a la cocina a comer de la ansiedad me atraganté y tuve que ir al baño a forzarme un vómito. Al levantar la cabeza del váter a través de la ventana vi horripilado una vieja tapada con una manta y cuando se la quitó estaba arrugada horriblemente y le salía sangre de sus arrugas. Después de eso supe que no debía abandonar mi casa. Recordaba a Begoña sin casi vista para mirar el ordenador, temblándole el pulso con solo 40 años, encima con migrañas habituales, cuidando a su madre perdiendo años de cotización para la pensión infantilizándose y sin una hogar para pasar su vejez sin hijos...Cuánta nobleza desperdiciada frente a sus hermanos egoístas... Al día siguiente me enteré que la madre de Begoña apareció muerta bajo una sábana ensangrentada comouna compresa. Se acusó a Begoña del asesinato. Ella estaba paralizada y no se atrevió ni a defenderse.Me reí,lo lamenté, sufrí, pero me quedé cobardemente al margen durante unas horas. Después fui a los calabozos de la Supercomisaría a defender lo indefendible contra todos. En cuanto llegué a la comisaría me respondieron que se había intentado suicidar ingiriendo una pastilla. Se había demostrado que su madre murió junto a la hija con la que había pasado años de cuidados, cariño pero con fuertes peleas. Su vida era auténtico infierno. Abrieron el testamento y le había dejado el piso en usufructo desde hacía años, pero parecía que no se lo había dicho no se sabe por qué. Quizá para chantajearla conque se lo quitaría si la trataba especialmente mal. Pero tras el asesinato los beneficios de la Herencia quedaban anulados. Aunque obviamente me perjudicaba quise ir a verla.