Literatura/ lengua,cine, música y arte.
Alicia atraída por la madriguera
jueves, 5 de enero de 2023
Una gran Resurrección el Día de Reyes.
Queridos Reyes Magos, no se olviden de todo lo que les he pedido, me repetía en la cocina del Restaurante donde trabajaba solo, 10 horas al día de ayudante de cocina escuchando los gritos del jefe. Escuchaba los gemidos de los animales antes de morir en el Matadero.Olía a sangre que rejuvenecía.
Vivía solo, sin llevarme con mi familia, sin amigos y las Navidades que ya sabía sin regalos ni felicitaciones se volvían especialmente duras.
A las 17:00 de la tarde, llegaron dos tipos gruesos con chaqueta negra y una camisilla blanca sudada, según comentó dos horas temprano. Mi jefe era amigo íntimo de la infancia. Tras veinte minutos empezaron las confidencias. Eran dos capos de la mafia rusa. Aquella tarde tenían que matar por primera vez a una chica joven y bellísima que les recordaba a su hija. Eso les provocaba cargos de conciencia y estaban preocupados de hacer un mal trabajo. Yo oculto les escuchaba tras haberme limpiado la sangre en el fregadero. Después recapacité lo estúpido que estaba pensando, pero en un primer momento quise salvar a la chica. Solo tenía que ir a su dirección de la que me habían informado, solotendría que poner un papel por debajo de la puerta o avisarle cara a cara. No habría peligro, me iría rápidamente y nadie tendría que sospechar de un desconocido como yo.
Cuando llegué al piso de la dirección tras subir las escaleras, me encontré con la puerta abierta y entré por inercia. No me encontré a una chica joven, sino a una señora mayor que me pareció idéntica a mi hermana pero con 20 años más, estaba en una mecedora sujetando una muñeca y sonriendo de una forma lánguida que transmitía la sensación de turbulencias depresivas. . ¿Quién querría matar a su edad a esta señora? ¿Un exmarido despechado?
Me presenté, le dije que no tuviera miedo y le expliqué todo lo que había escuchado, explicándole que teníamos que huir para que lograra salvar la vida. La señora no quiso moverse, me miraba con soledad, con miedo, con un odio confuso, como si no supiera a dónde ir ni casi quién era. ¿Tenía que agarrarla y salvarla o dejarla tras haber cumplido mi deber? Apenas quedaba media hora.
La cogí en brazos mientras ella llevaba desorientada y un poco desvalida a su muñeca. -¿A dónde me lleva?. Por ahora a mi casa ¿sabe armar un Belén y un Árbol de Navidad a cambio los Reyes le traerán regalos? La mujer me sonrió pícara. -¿Eres el Rey Gaspar? me dijo tirándome de mi barba rojiza. Parece que ella tampoco quería pasar los Reyes sola.
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