"El infierno del amor".

"¿El cordero manso mama el doble?" (Hoy toca comer a lo William Faulkner). Aquel día llegó el terrible escándalo que le podía costar la cárcel por un acto de amor. Mariucha siempre se había sacrificado por su pareja Eugenio porque intuía que no solo se lo agradecía sino porque era un gran Hombre, el eterno escritor. Mientras esperaba el gran golpe desmenuzaba un pollo sangrando sobre la encimera de la cocina con una cebolla partida y tenía roto el libro de canciones de Serrat que le regaló el día antes de pedirle matrimonio, el album de fotos todavía no. Él respondió que aunque era bisexual, sí estaba dispuesto a casarse con ella. Además en vez de un anillo, le regaló un abanico exclusivo de señorona: parecía que le hiciera un favor. Ambos eran profesores del IES La Esquina, ella de los alumnos con problemas de concentración y él de los que preparaban su acceso a los exámenes de la Universidad. Todas las mañanas Mariucha iba con sus libros de texto divididos con marcapáginas como una niña buena de 50 páginas mientras sus alumnos miraban el móvil en clase sin hacerle caso. Pero un día llegó el escándalo. Eugenio era un canalla con su plaza de profesor titular y sabía que hiciera lo que hiciera siempre quedaría impune. Y cuando tuvo una depresión simplemente cogió la baja sin hacer preguntas. Pero tiempo después,se dio cuenta que la firma de la concesión de la baja estaba falsificada de forma además muy torpe con la firma de su mayor enemiga la directora del Instituto. Sin duda, había sido Mariucha que lo hizo para verle feliz y que se recuperara. Cuando fue a exigirle explicaciones la amenazó con tirar de la manta y que ella acabara en la cárcel. Esta le envió una carta respuesta de lo que no se atrevía a decirle: Tú no sabes lo que he aguantado por ti. Sé que la depresión la tuviste porque cortaste con él,pero no solo eso. He visto cómo detrás de tu fachada de payaso, eres un canalla escondido detrás de tu status de Jefe de Estudios de mierda,pero siempre creí que era de verdad tu compañera de vida, que a mí me respetarías,pero tampoco. Ahora me amenazas con denunciar esta situación. Mariucha estaba desolada con las amenazas y llamó a su mejor amiga, para que le ayudara a abandonar la casa. Pero la amiga la corrigió: ¡¡¡no!!! Esa casa es tuya,te la mereces. Le pones todas sus cosas en maletas y cambias las cerraduras. Ya está bien de ir de víctima pringada. Así lo hizo y cuanto llegó llamó a la policía. En el solar del vecino los perros ladraban histéricos porque querían traspasar una malla metálica y comer los restos ensangrentados de un animal abandonado. Los dos policías se lo llevaban ante su asombro esposado con fuerza apretado entre sus hombros. ¡Soy libre Auxi soy libre! Por lo demás nos veremos en los Tribunales.