Condenado a la Vida.

Un día gris, sentado en un parque de Barcelona y abrazado a una bolsa, se preguntaba cómo había llegado allí... sabía que el cáncer sólo le dejaría 3 meses de vida y que podría vengarse por fin de todos aquellos hijos de p. que siempre le habían dado la espalda,que loignoraban y miraban con asco. Había dos bolsas en una estaba la bomba encajada y acolchada solo tenía que dejarla en el banco enfrente del gimnasio MACROFIT y de la Universidad donde había dado clases como un profesor de sustitutción, como un subalterno de tercera categoría. Constantemente había dado de comer a las alacranes que le picoteaban con su veneno. Pensaba que conseguiría algún día domesticarlos y aprovecharlos. Ahora se daba cuenta que no le quedaba tiempo. Si no le mataba el calor,le mataría la soledad. Tampoco había dejado nada detrás: ni hijos,ni alumnos brillantes y agradecidos, ni amigos de verdad:no había dejado ni una cabaña de barro en el desierto. Era el parque lleno de bancos donde van las parejas a besarse. Será algo hermoso. Había jovencitas blancas, voluptuosas y calladas acompañadas con sus novios renegridos, callados,sonriendo pastosamente. Dejó una bolsa y delejos se oía un reloj. Tic tac tic tac. Un vagabundo desorientado miró la bolsa, se acercó hacia ella y la desanudó. Qué sorpresa se llevó. De pronto,un montón de alacranes aparentemente inofensivos empezó a salir, en el fondo había un montón de billetes de alto valor. Y un reloj que ponía las 12:00 pero que tenía la cuenta atrás de tres meses. Aquello era absurdo,pero salió corriendo con la bolsa antes de que llegara el dueño. Ya en un esquina volvió a abrir la bolsa y se encontró una bomba a la que le faltaban dos segundos y puuuuumppppppp. Cuando la policía llegó comprobó que ninguno de los adolescentes ni de la gente que paseaba por las Ramblas había sido afectada. El vagabundo parecía una paloma de colores aplastada contra el suelo.