Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Esperando sin saber bien por qué
-como al aviso de un fusilado-
a la salida del trabajo
a la mujer que amo.
Brum brum brum brum
Hace mucho calor y las enfermeras
despelusadas salen mirando con mala cara.
Todo parece estúpido.
Ahora maldigo que no me enseñaran
a tener dignidad
a ponerme en mi sitio sin más.
Pienso cuantos obstáculos estúpidos
me tome como una especie de sacrificio
sí ahora me río de ellos
y veo que no eran obstáculos
que solo mi miedo estúpido era el obstáculo.

Todas las noches cuando traigo las gambas
en el coche me apestan las manos,
y querría pasar por el aeropuerto
y coger el primer avión que viera
en los paneles a destinos lejanos.
Me quejo de la mediocridad de mi vida
que pude ser un gran abogado.
Bien vestido, en un elegante despacho
cobrar el doble,fortunas de mis honorarios.

Pero¿y la mediocridad de este mundo?
harto de tus criticas que te vienen
insatisfecho del olor de las buganvillas
¿qué edad tienes?

Qué ridículo me siento
al ver que eran trampas que yo me ponía
al ver la prodigalidad de la vida
y lo maravilloso e inteligente que me veía,
y pienso con amargura cuanto dejé
en ese atajo de pedregales.

Como me alejaba de todos
como me permitía que se rieran de mí
Dios esos traumas idiotas
que lo hacen a uno sentirse indefenso
ante su inútil sabiduría.
Con las manos mojadas de la salsa de las gambas
qué estúpido me siento.

Creía ser tan extraordinario
que todo me parecían sacrificios insignificantes
ante un futuro rutilante.
Y las humillaciones me parecían trampas
que solas se aplastaban...
y los premios felicitaciones icebergs confusos
que no necesitaban esfuerzo ni concursos,
y el trabajo un peaje de cangrena
que con un mando levantaba la barrera.
Y admití lo equivocado que estaba
cosa que hicieron pocos
aunque no sirviera de nada.

No tengo medallas que puedan explicarlo por mí
y si las tuviera ¿qué podrían explicarme
de lo que no viví?.
Hasta las manos de sangre del asesino
tendrían algún sentido
y algún arrepentimiento de verdad, de vivir.

Esperando en el trabajo en la reserva
a la mujer que me ama
y a la que siento tan lejana
y que me ata a una vida mediocre
en medio de la fiebre de la madriguera
a la que ni  tengo necesidad...

Tengo miedo a las literas sucias
 a la nevera y la cazuela vacía
 a la miseria que he vivido
y a la que me acostumbré sin ningún miedo
no tengo miedo.

Te ata sin misterio a lo que yo mismo me ato
soy mi carcelero de una vida cómoda.
Ese es el espectáculo que no quiero ver
detrás del lujo de la modorra
que sigue tras todos los días un no sé qué...

Esperando esperando como si estuviera en un pasillo
y mi vida dependiera de un archivo
de legajos olvidados de una mesa
de un juez novato sustituto
que tiene que juzgarme
ante mis sustitutos.

Pero ese alguien tiene que llegar
ese milagro tiene que darse
tiene que darse
y si no aparece...¿quién querrá
oír mis mentiras otra vez y quedarse?

Dios qué podría esperar, qué podría sentir
si no sé lo que siento.
A quién podría preguntárselo
que no se riera con asco de mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario