El sacerdote en el Árbol de los Muertos de Vegueta (Gran Canaria)
Esta bella historia borboteada me la contó Blanca Mesa,simpatizante del Opus Dei, a la que se le ponían los pelos del brazo de punta cuando la contaba.
En el Árbol de los Muertos del Antigüo Vertedero al que llaman así porque en los paseos fúnebres de los pobretones de San José llegaban hasta allí y daban la vuelta había un árbol retorcido con una fuente pequeña pero constante que era casi un milagro.
Una noche un sacerdote con un amigo suyo parroquiano fueron a un puticlub de los antigüos y cuando ambos salieron, el cura que era eyaculador precoz había acabado rápido y estaba con una sensación de insatisfacción y alivio a medio gas, el cura le preguntó si quería dar un paseo y acompañarle en misa de medianoche.
A lo que su amigo parriquiano respondió: ¿ cómo me pides eso? ¡eso es muy hipócrita por tu parte y muy egoista! Y cuando se despidieron del puticlub, él siguió gritándole y echándole falsas culpas durante casi 15 minutos mientras que su amigo estaba en estado de shock pero no se atrevía a huir sino que escuchaba de forma absurda sus rezongos y recriminaciones con el relente que acuchillaba.
Cuando lo dejó le dió la mano y abandonó al cura para dirigirse al puerto.
El cura se sintió sucio, con una terrible angustia y como mareado y en estado de shock.
¿No es verdad que era un falso, un hipócrita y un estafador que vivía de predicar algo que no practicaba? Incluso cuando follaba sin sensualidad como un cura, como un cierto sacrificio se sentía sucio y amargado.
Dentro de sus ataques de angustia. Del fracaso de su vida. De su terrible patosería, recordó los amores platónicos que tuvo. Y quiso recordar lo bueno que había hecho por su comunidad pero no lo consiguió. Sólo recordaba el buen que no pudo hacer por cobardía. Como la parroquia estaba llena de mujeres hipócritas que despellejaban a todo el mundo. No tenía perdón de perdón.
De pronto vió el Árbol de los Muertos y su fuente manando agua en la agua. Y necesitó beber para calmarse la angustia porque quería suicidarse pero tampoco se atrevía por cobardía.
Se acercó a la fuente palpando porque no podía ver y al tocar sintió una piel. Era demasiado peluda para ser humana. Siguió tocando y se dió cuenta que era un caballo muerto, podrido, al que habían tirado allí.
Esta es mi oportunidad. Este agua debe estar contaminada. La beberé sin esfuerzo y se acabó. Se quitó la ropa para dejar de sentir el ahogo y sin pensarlo empezó a tragar como un niño sediento.
La bebió y se sintió a gusto. Una satisfacción que le daba mareosy le producía un placer sensual y perverso que no había sentido nunca.
Sintió una voz exhausta a lo lejos como si le llamara.
Hijo, el caballo esta podrido pero el agua que esta dentro esta limpia.
Descanso unos segundos, se volvió a poner su sotana y con su angustia se fue rápido con un contradictorio alivio a dar su misa...
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