De otro aislamiento a otro aislamiento y siempre huyendo.

¡Tierra! atisbo a casa de ortigas y tras la Puerta del triunfo, los sapos berrean su deseo rechina dientes de pan duro. El niño vuelve a casa para recordar a su madre. ¿Solo hay sangre sucia por recordar a los alacranes? ¿Si dejas hueco lo que amaste para qué sirve tu labor?, aquel portazo que de vuelta recuerda que la mataste. El mar sin recuerdo morirá si entendieras el infierno, al atracar a tierra me despellejarías tus besos. Si yo hubiese estudiado ¿qué habría sido del mundo?, vender el pescado podrido como metralla en crudo. Hay que vivir ya nada queda salvo el flash del mar profundo, y dar por el culo con placer a tu canalla padre moribundo.