Entusiasmo.

Uno también tiene un sentimiento con los exs de profunda pena. Sobre todo cuando se sabe que nada va a volver atrás de ninguna manera y parece que uno no ha dejado demasiado productivo en el camino de los demás. De si uno pudo haber dado más o ser más constructivo. No es un sentimiento hormonal, ni falso, ni ambivalente. Y de pronto vuelve a sonar la carcajada y los chistes y se tiene que poner en marcha. Del mismo modo que Fausto, aunque cien veces más digno, dejó a Margarita en la hoguera sabiendo que subiría al Cielo.