Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

martes, 20 de octubre de 2020

El recorrido de aquellas sillas

El recorrido de aquellas sillas Cuando se despertó el hermano de mi ex en la cama del hospital fue impresionante. Tenía los ojos blancos no podía ver ni reaccionar,estaba ya en estado casi vegetativo, a nuestras palabras de cariño pero se le notaba una enorme paz y alegría espiritual. Cuando di el golpe en la puerta en mi casa al volver, vi las dos sillas tiradas y los trancos para subir a "la sotea" como decían mi abuelo. Pero yo había resucitado y me sentía un profeta que ve el futuro y el alma de los objetos olvidados. Su previsible muerte había despertado en mí una intensidad de los únicos recuerdos más bellos de mi vida. Fue gracias a él que conseguí a mi ex mujer,el único que no hacía más que hablar bien de mí,frente a la oposición de toda su familia, y de que celebraran la Navidad Familiar en el caserón de mis abuelos del que a partir de entonces empecé a tener buenos recuerdos. Nunca volvería a celebrar una Navidad su familia en mi casa. Le debía los mejores recuerdos de mi vida y una familia que había crecido y se había desperdigado. "Coman hay, coman hay, los langostinos y el baifo". Yo me casé, mientras él se quedó un solterón benevolente,y tranquilo. A él lo quería casi todo el mundo y a mí nadie, casi se me toleraba como si fuera un favor. Las dos sillas caídas me recordaban mi felicidad y la soledad de la vejez que me esperaba. En aquellas escaleras supliqué y supliqué que se salvara, incluso aunque yo me muriera sin ningún tipo de envidia. Y así me quedé dormido. Cuando desperté me di cuenta que no podía ver, me acarician pero no podía moverme ni reaccionar. Era mi ex mujer que me decía palabras de cariño y su hermano apretándome el brazo como un apoyo. Unas lágrimas de satisfacción. De lejos oía preguntarle a la enfermera si me salvaría. ¡Oh cómo los amaba en el fondo!,¡qué feliz fui con ellos! Recordé con una felicidad orgásmica fuera de lo normal las sillas de nuestras tertulias, de los niños como salvajes correteando y preguntando alrededor, de los Cumpleaños,de las Navidades, cada escalón para ver el telescopio en la azotea bebiendo brandy. Quería sonreír pero no me importaba.

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