Los robos impunes pasan,
las canalladas impunes pasan,
las hipocresías impunes pasan,
solo queda la luz del sol,
el viento sobre la tierra árida
y las ganas de vivir.
Pero cuándo elegiré no ser una víctima
cuando dejaré de pensar
en las víctimas e ir de perdedor.
Cuando iré a lo mío,
y lo mío será lo de todos,
y solo quede la luz del sol
sin misterio,
el viento sobre la tierra árida
sin el misterio de que no hay misterios
y las ganas frenéticas,
injustas para el que sufre
y vitales de vivir.
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