Sonriendo sin saber ante la foto del tirano

Viste al Dios en chanclas lejos de tu patria por quien también murió al darle lumbre, en la flor que crece acariciando herrumbre, y la espuela masticada de la rabia. Hasta cansado el horror es placer ciego la caricia a una cicatriz que cansa. E inocente el frágil cadáver descansa viendo a la sabia disfrutar de aquel fuego. ¿Ves reír en el pozo de húmedo cemento al preso que nunca quiso su tormento? ¿o al pergamino olvidado en cuchilladas?. ¿Perdonaré en mis espinas al desierto aunque limpie a mis manos tanto muerto? ¿o me salvo en el abismo de las nadas?. Sonriendo sin saber ante la foto del tirano. Viste al Dios en chanclas lejos de tu patria por quien también murió al darle lumbre, en la flor que crece acariciando herrumbre, y la espuela masticada de la rabia. Hasta cansado el horror es placer ciego la caricia a una cicatriz que cansa. E inocente el frágil cadáver descansa viendo a la sabia disfrutar de aquel fuego. ¿Ves reír en el pozo de húmedo cemento al preso que nunca quiso su tormento? ¿o al pergamino olvidado en cuchilladas?. ¿Perdonaré en mis espinas al desierto aunque me limpie de tanto tanto muerto? ¿o me condenaré solo a la nada?. La bella sabia llegó a nuestra ciudad a hablarnos de la violencia, de una violencia inhumana retratada por la literatura. Nos contó los índices terribles de prostitución de las chicas,las mutilaciones, el desprecio de los proxenetas hacia estas jóvenes indígenas. Todo era sensato desde las butacas,de una sensatez primitiva como un toro salvaje que embiste lo que sea de mala rabia y de fiebre. Además era una feminista sensata,nada estridente. Contó la anécdota de que en una Feria del Libro otra escritora al escucharla le respondió: sí,pero eso ha ocurrido siempre. Y ella se quedó horrorizada,¿y qué significa eso "de que ha ocurrido siempre"?,¿qué no hay que reaccionar?. La sabia después de la charla salió con nosotros a dar un paseo y se encontró una reliquia de un tirano ambivalente de su patria en un parque. Recordaba perfectamente el por qué estaba esa reliquia allí en nuestra ciudad mediana de un país extranjero. Le emocionó y con su bella sonrisa posó ante la reliquia sin maldad ninguna. No pensó en la represión,en las torturas,en los abusos,porque quedaban demasiado lejos. La cuestión me emocionó. ¿Qué pensarían los que sufrieron a aquel tirano reconvertido en souvenir sagrado?. Cómo cualquier sufrimiento pasado el tiempo se cansa y se pulsiona en un impacto fuerte del que hasta el que lo condena exige una memoria feliz,y al que le da una sonrisa. Y me acordé de la muerte de otro sabio J. López ante el pelotón de fusilamiento de que quiso repeinarse y arreglarse el vestido viejo y sudado. -¿Para qué te dejas matar? -por honor,al fin y al al cabo me iban a matar,más vale morir enfrente de un pelotón.-¿Y para qué te arreglas si nadie te va a fotografiar? por honor, al fin y al cabo me van a recordar,los del pelotón no lo saben pero me van a recordar,les voy a perseguir sin que sepan mi nombre,ni mi oficio,ni mi talento. Ellos no sabrán por qué me matan,pero yo sí sabré por qué me muero: para que sus hijos no sean como ellos.