Literatura/ lengua,cine, música y arte.
Alicia atraída por la madriguera

jueves, 22 de mayo de 2025
La Falta de Humanidad.
Uno nunca puede prever la trascendencia de las historias.
Eran los 80 y viajar en avión era caro. El tío Pablo se iba a casar con una mujer de Madrid. Había invitado al banquete a toda la familia. Miriam estaba ilusionada: ¡por fin saldría del barrio en Las Palmas!,¡saldríamos de la isla!,¡vería la capital, que no lo había visto nunca! Pero el padre se lo dijo: hija, solo podemos pagar dos billetes de avión,mamá y yo,tú eres niña y te olvidarás de todo esto, hemos decidido que no vendrás. La niña se molestó porque sus primos sí iban. El abuelo que venía del pueblo, les dijo: "déjenme los resguardos de los billetes. No se preocupen yo les invitaré".
Miriam saltaba de alegría por el pasillo, imaginando los grandes edificios y parques de Madrid. Cuando sonó el picaporte girando y el bombín de la puerta estaba entusiasmada, llegó el padre acompañado con el abuelo.
Se puso a dar vueltas al abuelo saltando para que le enseñaran los billetes. Cuando consiguió sacar y ver los resguardos no veía su nombre por ninguna parte.
-¿Abuelo, tienes mis billetes? - No hija, yo les pagué los billetes que ya habían reservado.
-¿Papá, pero no me compró un billete nuevo para mí? - No Miriam, eres pequeña y tenemos que ahorrar dinero.
¿¡Quéééé!? Y Miriam sin decir nada se fue. Con lo buena que era ella ¿cómo le podían hacer eso a ella? Ella y su hermana se quedaban en tierra, pero ella solo pensaba en ella e incluso le dijo a su padre si solo podía ir ella. El padre y el abuelo dijeron que no con la cabeza.
- Yo creo que he hecho bien. Dijo falsamente el abuelo haciéndose el inocente. ¿Te has enfadao?.
Y la niña se fue sin fuerzas para responder nada. - Tú tranquilo ya me las pagarás. Y se fue, jurando que llamaría a la policía para que los detuvieran.
El abuelo disfrutaba constantemente estas pequeñas injusticias comparativas pero pensaba que quienes las sufrían ni siquiera las recordaban.
Cuando el abuelo murió cuatro años después se puso morado y le pusieron solemne su traje. Miriam sonreía merodeando el cadáver comentó:"al final, tú tampoco vas a volver a Madrid".
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