LA NIÑA PALOMITERA de CANARIAS.

Impresionado con la lógica coherente, admirable y falsa de los poemas comunistas de guerra Miguel Hernández. Y la niña de doce años sus manos rasposas cuerdas, de noche cuenta los billetes sin saber leer banderas. ¿Helados en mitad del desierto? ÁNGEL vendiendo helados, te guiñan las estrellas y el náufrago pelado. Y sueña mientras se echa alcohol ser águila en su empresa. El nido se hace en la cumbre pero se trabaja en la ribera. ¿Cuándo la indignación ocultó tanta riqueza? No iba a morir el cruel capitalismo como un bebé sin aire como un pez brincando en tierra sin nadie que ayudarle, ¡nadie! ¿De dónde viene tanta riqueza? ¿La magia de los ordenadores y el Fausto de los televisores que transporta el alma* a tu cabeza? *aleph. Qué viene qué viene la aérea carnicera. Derrumben a los rascacielos opresores. Y el panal en masa de los coches que diseña metales la bruja vieja. ¿Dónde esta la metáfora de la sangre del trabajador que amasa la tierra? No me tengo que bajar de la calle porque la acera es demasiado estrecha. Mientras Neumann con romper sueña el arco iris del vértigo inmundo, Elon Musk multiplica y revienta de satélites los sueños del mundo. La guerra por fin ha acabado, triunfó la impertinente belleza de las edificios vanguardistas de colores, el cosmos empieza en cada Hombre que mira. El oso polar salta de glaciar en glaciar encerrado de no poder defender sus ideas. ¿Cómo la pesca podrida pondré de moda si al turista no se oculta su miseria? Solo al ángel salvador de los videos suplica por un pelotón sin pena. La niña aplasta el ojo marchito cargando el aparato a ciegas, vigila que aguante el millo rechina como las berreas. Y la niña se mata a trabajar sus manos rasposas cuerdas, de noche cuenta los billetes como quien ondea banderas.