El deseo en la degradación.
Tú todo lo sublime lo pensaste
sin que sirviera para multiplicarte.
Pero sólo de mí guardarás con horror
el recuerdo exquisito que nadie vió.
BELLEZA ANESTESIANTE
palmeras blancas de luz
miran con odio orgulloso,
y excitado ¿qué dices tú?
Cuando ves con deseo
mi cuerpo agotado y en simiente,
siento trofeo gastado
que he anulado a la muerte.
Aún soy hermosa y rencorosa
aunque oculte el rostro
y me contradigo como Coriolano
frente a una madre furioso potro.
Me callo para que por mi voz
no descubras mi cultura de sodio,
porque lo vulgar de mi escote
sublima con mi mirada de odio.
(Harta de ver espaldas
y de que crucen la calle al verme,
las Euménides se llevaron a mi hijo
mientras el perro ladraba a su muerte).
¿Qué puedo ofrecerte yo
que no te de el televisor
salvo el aroma mustio de la carne?
Y de la muerte un falso alejarse.
Tú todo lo sublime lo pensaste
sin que sirviera para multiplicarte.
Pero sólo de mí guardarás con horror
el recuerdo exquisito que nadie vió.
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